La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Cada vez creo menos en la relevancia de la suerte en el deporte. Cuando se habla de que los penaltis son una lotería parece que, en ese instante, el balón entra en un bombo tal y como lo hacen las bolitas que dan el Gordo en Navidad y que ya todo depende del azar. Nada más lejos de la realidad: se olvida la capacidad de concentración, habilidad y calidad tanto del que lanza como del que trata de atajar la pelotita. Así que el golazo de Larena en Murcia, aunque no fuera de penalti, tampoco es cuestión de suerte como sostienen algunos, sino de tener mucho arte en las botas y saber ponerla donde la puso… para gran alegría choquera.
Y con ese gol los choqueros, que nos movemos por impulsos –como casi todo el mundo- pasamos en un santiamén de maldecir al cielo en arameo a soltar una sonrisilla que aún cuesta (no lo nieguen) que se nos quite del semblante, más por lo que supone como empujón para el inicio de esta dura escalada que por el estado final en el que se llegue a la meta. Y porque si el próximo domingo también salimos del estadio con una sonrisa Profident seguro que son muchos los que se suman a la causa, y eso sí que daría impulso.
El recreativismo necesita tal dosis de autoestima que es tan necesario que el Decano flirtee con el ascenso como que regresen a sus asientos los que juraron no volver. La apuesta del ‘2x1’ es un reto sencillamente genial y sería una auténtica lástima desperdiciar la oportunidad de hacer del coliseo del Odiel el epicentro de la atractiva conjura actual. Del Recre somos todos, claro. Se vio tras lo de Soria, después de la final de Copa, tras el fatídico 20-D… pero hay que subir otra vez ese enorme escalón y pasar del ‘postureo’ recreativista de calle al sufrimiento coronario activo en el estadio. Que con el corazón, ya saben, también se juega. Y, a veces, hasta se gana.