La derrota de Bosch
José Antonio Bosch se marcha del Betis, un Betis sumido en un caos al que la gestión del administrador judicial ha conducido de forma inexorable en los últimos meses.
José Antonio Bosch solo ha sido válido para el Betis cuando ha funcionado más como gestor y administrador que como director, cuando se ha limitado casi a tareas económicas, cuando se ha limitado a hacer lo que se supone que sabe a hacer, y no cuando se ha extralimitado y ha intentando someter todo el funcionamiento de la entidad a su propia gestión, cuando ha intentado hacer de su fórmula 'administrativa' la única válida y correcta.
José Antonio Bosch se marcha derrotado del Betis porque confundió gasto con inversión, porque confundió riesgo con necesidad, porque quiso superponerse al mundo del fútbol antes que intentar aprender de él.
Creyó José Antonio Bosch que las excepciones eran norma, que todo seguiría saliendo bien con recortes, y no actuó ni con lógica ni con ambición. La salud económica del club puede ser compatible con la salud deportiva, pero siempre con flexibilidad.
Hablar de "paletada" por invertir en jugadores, arremeter contra las plataformas béticas por querer o demandar cierta transparencia, actuar en beneficio propio, aunque sea de su propia imagen, partiendo de su propio puesto en el Betis son errores que han terminado por enterrarle y que han terminado por llevárselo por delante.
Se marcha Bosch, pero no caigamos en el error de aceptar sus razones. Realmente no se marcha por divergencias en el consejo, eso le ha importado poco, por ejemplo, en las juntas deaccionistas. La oposición ha sido moco de pavo cuando ha querido sacar adelante asuntos con su mayoría de acciones, atribuida por Alaya. Se marcha porque, error tras error, se ha puesto en la diana hasta el punto de que el Betis necesita que se ausente de la gestión del club, por dañina.
Bosch se marcha derrotado y con la responsabilidad de una gestión que puede ser nefasta para el Betis, y en Segunda división.
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