Los momentos mágicos llegan cuando nadie los espera. Surgen sin avisar. Sólo duran unos cuantos segundos, pero su impacto es tan fuerte que perdurarán en la memoria de los presentes hasta el último de sus días. Los hipódromos, por la esencia del turf, son lugares propicios para este tipo de hechos memorables, y esta mañana, en el transcurso de una jornada que a priori no prometía grandes emociones, se ha vivido uno de ellos.
Es el premio que merecen esos grandes aficionados que no se pierden un domingo de carreras y que justifican tanta pasión generalmente incomprendida por quienes no comparten el gusto por tan recomendable hábito.
El reloj se paró en el preciso instante en el que Usaquen cruzó en primera posición el poste de meta del Premio Comercio Andaluz, la segunda manga del triple hándicap dividido sobre la distancia de 1.500 metros. Y se paró porque nadie podía dar crédito a lo que acababa de ver: que un chaval, Ignacio Melgarejo, en su primera carrera como jinete amateur, hubiera sido capaz de conducir a la victoria al purasangre de la cuadra Neo (él es, precisamente, su copropietario) ganándole a la partida, entre otros, a dos de los mejores jockeys del turf español, Vaclav Janacek y Óscar Ortiz de Urbina.
Lo mejor de todo es que Melgarejo ganó haciéndolo muy bien, con una monta realmente buena. Tras una salida tranquila, galopó en la parte trasera del grupo durante la mayor parte del trayecto para, ya en la recta de tribunas irse hacia delante con valentía y decisión en cuanto encontró un hueco. Se insiste: el protagonista de la historia tiene 16 años, ésta era su primera carrera y estaba luchando con profesionales tremendamente contrastados; pero cuando vio que se le había abierto un pasillo tan precioso como estrecho entre Caramelo y Deseado no reparó en ello. Dio un par de latigazos (no más, como debe ser) para lanzar al caballo y luego echó el resto braceando al límite de sus posibilidades para dejar atrás a Canela Fina, que acabó segunda, mientras que Paniside llegó tercero. Cosas así sólo ocurren muy de vez en cuando, quizá dos o tres veces en toda una vida pasada en los hipódromos, de ahí que fuera normal la euforia con la que en el paddock recibieron al protagonista su primo Álvaro Soto y el preparador Manuel Álvarez, quienes le han enseñado lo mucho o poco que ya sabe del oficio, así como esos fieles turfmen que le dedicaron uno de esos aplausos que sólo están reservados para las grandes ocasiones.
Tan excepcional y memorable acontecimiento eclipsó todo lo demás, aunque ni mucho menos puede pasar desapercibido el triunfo de Brigantia en los 1.300 metros el Premio Cría Nacional, digno de elogio por lo que ha significado y por cómo se ha producido. Con el cartel de no ganadora colgando de su cuello, la potranca de la Yeguada Las Casas llegó a Dos Hermanas a principios de la temporada formando parte del lote que desplazó para la ocasión su preparador, José Carlos Fernández, y en unas semanas regresará a Madrid después de haber conseguido imponerse en las tres carreras que ha disputado durante este ciclo nazareno, en el que ha acumulado un importante crédito que tendrá que defender en los próximos meses en La Zarzuela. Esta tercera victoria fue la más importante y también la más sufrida, pues tuvo que sacar todo lo que llevaba dentro para terminar imponiéndose. Mediada la recta final parecía definitivamente batida, para todos menos para su jockey, José Luis Martínez, quien, con otra demostración de la clase que atesora y del extraordinario momento de forma que atraviesa, la llevó hacia el interior de la pista para que sacara a relucir su potente cambio de ritmo. Martínez le exigió mucho, tanto que a punto estuvo de superar el número de fustazos permitidos, aunque la maniobra quedó compensada con el resultado final: la potranca respondió a tanto estímulo postrero y tranco a tranco fue recortando la ventaja que llevaba Bretema, que no fue capaz de mantener la línea recta y terminó abriéndose hacia el exterior para acabar segunda a una cabeza de la ganadora. Nunca se sabrá qué hubiera pasado si su remate hubiera sido derecho. Chicharito se hizo con el bronce.
Con Brigantia José Carlos Fernández firmó otro doblete, ya que antes, en la primera jornada de la reunión, otro de sus pensionistas, Giggolo Star, también se impuso en el Premio Cría Nacional, disputado sobre 1.800 metros con montas de amazonas y gentlemen. Marcos Carmena, uno de los jinetes no profesionales más apreciados en el hipódromo, llevó a su caballo muy cerca del puntero Crack, que puso un paso fuerte que descolgó al favorito, Kurdo. Éste, que además portaba 68 kilos, cedió demasiados metros antes de llegar a los hectómetros definitivos, y pese a que terminó bien, no pudo pasar de la tercera posición, mientras que por delante Giggolo Star superaba a un Crack que prolongó su buen momento, pues suma una victoria y tres colocaciones en las cuatro pruebas que ha disputado este invierno.
La victoria que a José Calderón (otro preparador que está haciendo una notable temporada) se le escapó con Crack la recuperó con Juan Daniel, quien venció en la primera parte del hándicap, el Premio Cruzcampo. El caballo de la cuadra Jerezana, que está mejor que nunca, volvió a vencerse hacia los palos cuando presentó su ataque (hace tres semanas ganó pero fue distanciado por el mismo motivo), aunque en esta ocasión los comisarios de la carrera no consideraron que su infracción molestó decisivamente a Cañadio, que concluyó tercero. Borja Fayos, con Deauville Azul, volvió a confiarlo todo al buen remate final de su purasangre, aunque en esta ocasión éste no fue suficiente para ganar y debió conformarse con completar la gemela.
Por último, la reunión se completó con el Premio Cruz Roja Española, la tercera parte del hándicap, en la que Diamond Bay, que reaparecía después de pasar casi un año alejada de la competición, sumó con cierta comodidad su primer triunfo ante un lote más bien flojo. Si sus problemas físicos desaparecen, la de Francisco Rodríguez puede ser una yegua rentable, aunque habrá que verla frente a rivales de mayor entidad. Suddenside y Disparate completaron el trío.