La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Exceptuando el glorioso curso en Primera con Marcelino, esta temporada es, sin duda, la mejor de las ya muchas que lleva Jesús Vázquez como albiazul. Y hasta más mérito puede acumular el onubense el presente año que aquél: tener a Cazorla a un lado y a un tal Viqueira al otro seguro que hacía que todas las cosas fueran algo más sencillas. Seguro.
Su vuelta a Huelva me sorprendió bastante no tanto por su capacidad sino por cómo podía encajar en el puzle de Sergi, ya que en ese estilo (otrora innegociable) en el que prácticamente hasta el portero debe saber tirar un caño le veía pocos huecos para hacerse notar, pero el afortunado ataque de realidad que asoló al entrenador catalán ha convertido a Jesús en imprescindible. Creo no exagerar si afirmo que, tácticamente, no hay en el equipo ninguno mejor que él, y en toda la categoría algún jugador podrá igualarle en ese aspecto pero difícilmente le supere. Está a buen tono desde septiembre, pero es que lleva dos meses a un nivel espectacular y el Decano lo está notando con creces.
Para este Recre, para el ambiente que lo rodea y por lo que se está en disposición de luchar (si todo va como debe), Jesús es pieza clave dentro del campo y fuera de él, un capitán de esos que no necesitan brazalete, un auténtico referente, un líder vital. Fue de los que nunca se escondió –ni estando lesionado ni en los peores momentos con Zambrano, Alcaraz, Alfaro o Ríos- y, aunque el fútbol casi nunca es justo, el destino le debe como a pocos un alegrón de los grandes allá por el mes de junio. Aún le quedan algunos años en la pomada, pero dudo que algo le pueda llenar más que disfrutar en su casa y con los suyos celebrando aquello con lo que todos volvemos a soñar. Pase lo que pase, quedará para siempre como uno de los grandes del equipo más antiguo de España, casi nada. Gran capitán; gran Jesús.