La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Lo de la campañita ‘anti-pirateo’ de la LFP es una broma de mal gusto. La decisión de fastidiar (por no usar otro verbo de la misma conjugación), y reírse de Betis, Valencia o Rayo con esos cambios de horarios criminales –en especial para los verdiblancos- de esta última jornada ya no es una broma, es una canallada, la penúltima de esa pandilla de listos que gobiernan el fútbol en España, ése en el que ni los dos grandes –cuyas cuentas cuadran siempre con extrañas florituras, por cierto- ni los éxitos de la Selección pueden tapar las miserias del resto por mucho que lo intenten. La culpa no es sólo de los gerifaltes, evidentemente, pero que estos se burlen así de los demás –y que los otros lo consientan- ya tiene delito.
En Inglaterra hasta aplazan los partidos si la afición visitante tiene problemas en el viaje y no puede acompañar a su equipo como debe; aquí ni nuestro triste accidente de aquel maldito 20 de diciembre sonrojó a quienes debían tomar esa decisión, en una falta de respeto y de decencia deplorable e inigualable. En Italia, Milán y Juventus las han pasado canutas por asuntos turbios con descenso para el cuadro de Turín incluido. En España, ni de lo Milla tiempo ha, ni el asunto con Descarga, ni las grabaciones que probaban amaños, ni los escandalosos comentarios de Mejuto animando al Athletic ante un posible descenso tuvieron consecuencia. Ahora se queja el bueno de Marcelino por las continuas ayudas a los vizcaínos. Marcelino, parece que eres nuevo en esto, hijo. Con ciertos equipos y en ciertos campos la ley no existe. Ni siquiera respetan minutos de silencio y nadie les afea la conducta. Como en Sicilia, siempre mandan y siempre salen ganando ellos.
Así que tirar un bote de gas lacrimógeno y que éste no le dé a nadie conlleva un homenaje, pero si metes en estadio un termo con comida para un bebé o una mini botellita de agua con un tapón te la pueden clavar. De chiste. Será cuestión de que pongamos bajo el césped del Colombino varias minas antipersona bien repartidas. Si hay suerte y ningún jugador las pisa, igual hasta nos regalan el ascenso. Será cuestión de probarlo, Comas… por si acaso.