El infortunio se cebó con Luis Ángel Maté en la última etapa de una París-Niza en la que el ciclista marbellí ha completado una notable participación.
Sin embargo, la suerte le fue esquiva en momentos decisivos. Y la última jugarreta de la fortuna le ha costado, además, una fisura en el dedo índice de la mano derecha, amén de un fuerte dolor en la espalda.
Luis medía la distancia para el sprint final de cara a meta -a 300 metros de la línea blanca-, bien colocado en el pequeño grupo de 26 ciclistas que se iban a disputar la etapa, cuando Tony Gallopin se fue al suelo y derribó a varios corredores, entre ellos Maté. “Iba para disputar y eso me duele casi más que la caída”, se lamenta. Incluso en televisión se le pudo ver haciendo gestos de dolor con la mano derecha. El diagnóstico, 10 días en dique seco y la participación en la Volta, en el aire: “Ahora mismo tengo la mano muy hinchada, no puedo ni moverla. Según cómo evolucione, veremos si puedo ir a Catalunya o no. Esperaremos casi hasta el último día para decidir. Lo de la espalda no es más que el simple golpe”. Dos ciclistas cayeron encima de él.
Antes del desafortunado episodio, el ‘Lince Andaluz’ volvió a demostrar su buen estado de forma. No sólo superando el Col D’Eze, último puerto del día, a apenas unos segundos del grupo de favoritos. También por un ataque a 25 kilómetros de meta con Trofimov (Katusha) y Cousin (Europcar), que fue neutralizado en la base del mismo puerto. “Me veía con piernas y estaba delante. Cuando cazaron a Coppel –que venía de la fuga del día- intenté sorprender desde lejos”, comenta. Sin embargo, se topó con “un fuerte aire de cara”, y decidió parar con el objetivo de esprintar en meta. Con el desenlace que ya conocemos.
En cuanto a la carrera, Luis acabó en el trigésimo segundo puesto de la general. La mejor clasificación de su trayectoria en la ronda francesa. Y sólo un mal corte el jueves, en la etapa con final en Rive-de-Gier, le privó de estar mucho más arriba. El sábado, camino de Biot, el marbellí volvió a estar muy activo y se filtró en una fuga de ocho corredores con gente fuerte como Chavanel (IAM) y Gadret (Movistar) que trató de hacer camino a 40 de meta. Pese al amargo final, el ciclista del Cofidis acaba la carrera satisfecho con su trabajo: “Es una pena haber terminado así, porque me he visto casi siempre en cabeza y he tenido cada día mejores sensaciones. Me encontraba más fuerte a medida que acumulaba kilómetros en competición”, zanja.