La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Al terminar el duelo de Mallorca del pasado sábado me sugirió (por segunda vez en muy poco tiempo) un bichillo de poco más de tres años que, “ya que el Recre no gana todos los partidos, por qué no nos hacemos de otro equipo que gane siempre y así estamos más contentos”. Su lógica es aplastante y, a pesar de que la respuesta no ha sido sencilla, creo que medio ha entendido los motivos de no llevar a cabo esa tentadora propuesta.
La cosa es complicada porque a ver cómo a estas alturas le hago comprender que, aunque a veces entren ganas de mandar todo al limbo al ver y oír ciertas historias, esta filia al Decano no puede depender de quién lo dirija, de cómo quede en un encuentro ni de dónde juegue un año u otro, por muy raro que sea lo primero, por muy mal que, habitualmente, termine lo segundo y por muy bajo que sea lo tercero. Le explico que, cuando sea grande, podrá cambiar de amigos, de trabajo, de coche… pero que de un escudo no se reniega fácilmente -salvo que se convierta en un traicionero ‘comepipas’ de esos que disfrutan más pisoteando lo conseguido que arrimando el hombro, claro-.
Con el paso de los años le iré contando historias que le puedan mantener enganchado a este club. Le hablaré del increíble recibimiento tras el primer salto a Primera, de cómo una vez ascendimos en medio de unas Colombinas (ya hay que tener arte) y de cómo nos robaron vilmente poco después... Le hablaré del inolvidable 20-D, de las míticas noches del trofeo Colombino en el viejo Municipal, del mágico regate de Cazorla a Seitaridis, de los golazos que nos dejó Iván Rosado, de los destellos de Alzugaray… No sé si, pese a ello, podré conseguir que conserve eternamente ese cariño por el Recre, pero espero que nadie logre que el pobre, cuando ya entienda de qué va todo esto, termine tirando la toalla porque esté harto de tanto cuento. De momento, y pese a las pocas alegrías, sigue pidiendo su bufanda y se desvive por salir vestido con la elástica albiazul que, si por él fuera, la lucía de lunes a domingo…, que ya es demasiado para lo que hay alrededor.