Andaban muy enfadados en el Sevilla, y en particular su presidente, José Castro, con Iván Rakitic desde hacía varios meses. Pero la final de Turín, el magnífico final de campaña del croata y la preponderancia de lo deportivo apagaron esos humos o más bien los aplazaron. Luego llegaron las celebraciones, las bonitas palabras, la Copa, el helicóptero y todo se postergó. Acertadamente, todo se postergó y los sables se envainaron hasta mejor ocasión.
Acabó luego la temporada, y Rakitic se fue al Mundial, y José Castro aseguró que el futbolista había faltado a su palabra porque tenía un acuerdo verbal cerrado con él. El presidente, hombre de palabra, puso la diana en el comportamiento del jugador. Y ciertamente no es educado decir una cosa y actuar de otra forma.
Pero esto es el fútbol, un mundo en el que se rompen precontratos para bien (Poulsen) o para mal (Ujfalusi), en el que un día se dice 'A', y otro 'B', en el que un día se piensa en Caparrós como solución y otro en Emery como futuro sevillista. La realidad, dicho esto, es que el que quiere, obliga si tiene la sartén por el mango, y la realidad es que en este mundo los enfados, las tensiones y lo que haga falta se empeñan cuando hay 20 millones de euros de por medio, 20. Y 20 millones son muchos, y buenos si el jugador en cuestión acaba contrato.
Menos adecuado es airear enfados cuando al final el entrenador, el director deportivo y veremos si la afición o no despiden con honores a un gran futbolista clave en el final de la temporada del Sevilla y en el título de Turín.
Al final, en este mundo no hay ni blancos ni negros, ni hay que agarrarse a palabras dadas, que de poco sirven, ni a éticas difícilmente realizables, hay que agarrarse a lo material, como bien ha hecho el Sevilla. Rakitic, 20 kilos, gracias y hasta luego. Lo demás son pataletas o campañas de imagen.
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Vale, bien, nos ha dejado 20 kilos, pero sale por la puerta de atrás. Jugó con nuestros sentimientos besando el escudo y aireando a todo viento que el Sevilla era su ilusión. ¿Ahora un homenaje, una despedida para limpiar imagen..... NO, NO y NO, que se vaya ya y que no vuelva más al Pizjuán.