"Ha sido la leche", dice el lanzador malagueño

Borja Vivas, tras colgarse la plata en Zúrich, no cabía en sí de felicidad. "Guardaré como un tesoro la foto del podio entre el campeón mundial y el titular olímpico", afirmó Vivas, muy emocionado con su nuevo logro. "A todo el mundo le llega su momento. No me lo creo todavía. Ha sido la leche. Toda la competición ahí, segundo o tercero, pero he mantenido la calma y estoy muy feliz. Cuando he visto que ya tenía seguro al menos la medalla de bronce, ya por dentro me ha dado una gran felicidad y en el último tiro se me acabaron las fuerzas", dijo el lanzador malagueño.

Comentó Vivas que su entrenador Tomás Fernández le dio tranquilidad. "Hasta el último tiro ha mantenido la calma, no me transmitía la euforia que seguro que tenía por dentro. Me ha dicho que casi todos los lanzamientos han sido buenos y que a ver si podía darle un susto al alemán [David Storl, que volvió a ganar]. Se la dedico a él, a mi familia y a toda esa gente que algún día dudó de mí. También se lo dedico a ellos, porque gracias a ellos uno avanza más", señaló.
La plata le da optimismo para el futuro. "Para el Mundial de 2015, si ya había cambiado un poco la mentalidad, esto todavía me da más confianza. Igual necesito creérmelo un poco más, pero esto sirve para eso", afirmó Vivas.