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Monchi FC SAD

Álvaro Ramírez


El Sevilla ha culminado una planificación más, un verano más, una temporada más. Lo ha hecho de la mano del director deportivo, Ramón Rodríguez Verdejo, y lo ha hecho con unas limitaciones y unas condiciones que no se han cansado de recordar el propio Monchi, el presidente, José Castro, y el director general, José María Cruz.
Esas limitaciones tienen que ver con la inversión en fichajes, con el presupuesto del club, con los ingresos ordinarios y con la amortización del pago de traspasos. Esa amortización en realidad apunta a que las cantidades de los traspasos y de las ventas difícilmente son al contado, sino año a año. Pero se supone que el Sevilla también pagará con las mismas amortizaciones, año a año y, salvo en casos concretos, no al contado. Pero la idea general es que, el Sevilla, de forma ordinaria, ingresa menos de lo que gasta, hasta un 20%-30% menos. Para igualar ese balance negativo, se agarra a la revalorización y a las ventas de sus jugadores. Es decir, comprar barato y vender caro.
Esta política, todo sea dicho, le ha ido de cine al Sevilla, aunque es verdad que ha tenido otras variantes. Porque, por ejemplo, José María del Nido, expresidente, se propuso, sin éxito, o con éxito relativo y puntual, instalar a su club en la Liga de Campeones, acceder a cuantiosos ingresos por competiciones y, de esta forma, intentar equilibrar ese balance negativo mencionado y dar ese salto cualitativo y cuantitativo en el presupuesto. Al fin y al cabo, son políticas y líneas de mantener la empresa que es el Sevilla FC SAD.
Pero este presidente, José Castro, y su comité ejecutivo, apuestan por una línea clara. Vender. Comprar barato, revalorizar a los jugadores y venderlos más caros que cuando los compraron. Es decir, apuestan por Monchi. Porque tal y como está dispuesto este Sevilla todo se basa en el de San Fernando. Si acierta, se mantiene este nivel competitivo y económico, si le da por fallar más de la cuenta, el chiringuito se desmonta porque la entidad no tendría de donde tirar para vender. La cuestión es que esta política convierte en realidad al de San Fernando en el hombre fuerte del club, en el hombre realmente imprescindible, casi el único que no podría dejar de estar en el Sevilla. Su alto porcentaje de acierto es lo que relanza al club. Pero, esta fortaleza, a la vez es debilidad. Si mañana, el año que viene o dentro de dos Monchi decide irse, dejarlo o simplemente falla más que acierta, la política del club se viene abajo, sin alternativa, sin vía paralela.
El Sevilla no está especialmente avanzado en marketing, o al menos no está por encima de sus competidores en este aspecto. No accede a mercados extranjeros con potencia, no tiene referencias ni futbolistas con gran tirón, o al menos no están 'explotados' en ese apartado. Tampoco es asiduo, y sin un cierto riesgo en la confección de los equipos la cuestión se complica, en la Liga de Campeones, por lo que los ingresos por competición, o se gana una Liga Europa, o son los habituales. Incluso ganándola el Sevilla no se permite dispendios. Tampoco, y está demostrado, puede dar el salto cualitativo por ingresos de abonos. La situación no se lo permite. Y tampoco es especialmente innovador en otros campos que pudieran permitir mayores ingresos.
El caso es que el Sevilla vive de las ventas, vive de los aciertos y los grandes casos de éxito de Monchi. Y habrá que rezar para que el de San Fernando siga con esa espectacular racha y con esa espectacular capacidad de captar el talento futbolístico, más importante para el Sevilla que la de cualquier goleador. De esta forma, el Monchi FC SAD seguirá siendo un club de éxito.
 

aramirez@eldesmarque.com

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