Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Nada me gustaría más que equivocarme en eso de dar ya el año por perdido, pero es que no hay halo de esperanza que aparezca por ningún lado. Creo que fue el Éibar quien hace años, en una situación parecida a la del Decano, cuando todo el mundo lo daba por finiquitado, venció los cinco últimos partidos y logró salvarse... Se ve que los milagros existen, pero tampoco es cuestión de suplicarlos sin poner nada (o muy poco) de nuestra parte.
Con la -al parecer- medio segura participación del equipo en Segunda B la próxima temporada, gracias a los jugadores –no creo que se deban ir de rositas-, a los infames que endeudaron al club hasta la ruina y a los actuales dirigentes (que ni en gestión, ni en comunicación ni en fomentar la unión pueden sacar pecho precisamente), vamos a rejuvenecer todos los recreativistas 25 años al volver a hacerse efectivo otro descenso a los infiernos. Habrá que reconocerles esa gesta al menos. Volveremos a ser, con todas las letras, un club del montón, con lo que cuesta deshacerse de ese triste calificativo. Si esto sirve para una regeneración total pues hasta bienvenido sea el drama, pero la nueva travesía por el desierto que nos espera –si sobrevivimos en lo económico- tiene pinta de ser épica; ríete tú de los 40 años de Moisés y los suyos viajando hasta la Tierra Prometida.
Con el descenso a las puertas estos días no paro de leer y de oír a media Huelva que dice que estuvo al lado del Decano cuando jugaba con Los Boliches, el Guadix, el Mármol Macael... Curioso, porque no me salen las cuentas: en el Municipal nos juntábamos cada domingo los tres mil de siempre. Mira que le gusta al personal fingir lo que nunca fue. Y, por cierto: después del espectáculo de estos añitos, aquí ni se va ni presenta la dimisión nadie. ¿Para qué, verdad? Quizás es que el proyecto a tres años era, en realidad, a tres décadas, y somos los periodistas y los pobres aficionados los que no entendimos bien el asunto. Seremos los culpables de esto como lo somos de todo. Vamos, como siempre.