La Platea de Juanma G. Anes
Salvo esos que insultan o aquellos que, misteriosamente, olvidan el origen y el pasado más reciente de todo este ‘carajal’ (pasado del que fueron cómplices, lo de tener memoria selectiva no está nada bonito), todos los que se expresan en un sentido u otro gozan de mi máximo respeto; desde la joven que alzó su pancarta frente al palco hasta el que sufre en silencio sin rechistar porque, simplemente, ya no tiene ni fuerzas para ello, pasando por los que son o no del Trust. Quienes siguen en el barco pese a tener mil motivos para abandonarlo demuestran que les importa su equipo y su club más de lo normal. Y cada uno es libre de decir y pensar lo que le venga en gana, faltaría más.
En este pequeño rincón se ha criticado desde hace años, e intentando argumentar cada crítica, las formas y el fondo de decenas de cosas –el caso Cervera, el cuento de imitar el modelo FC Barcelona, el trato recibido por las famosas camisetas, la terrible condescendencia mostrada hacia Sergi, las cuentas, los vetos a ciertos periodistas y medios, el desprecio hacia gente y jugadores de la casa en favor de otros que no han aportado absolutamente nada, lo que hicieron el pasado curso con Pavón…- así que, humildemente, creo que el que firma es poco sospechoso de ser ‘pro Comas’ ni de ser ‘pro nada’. Si otros tienen que pedir permiso y mirar para arriba antes de opinar es su problema. Eso sí, la realidad es la realidad. Hoy estamos vivos de auténtico milagro y Comas, máximo responsable de todo lo anterior, también lo es de que estemos con un hilillo de vida.
Jamás le pondré en un pedestal, ni a él a nadie, porque el Recre tenga su corazón débil pero hoy, al menos, siga latiendo; eso es lo mínimo que nos merecemos los recreativistas. Pero tampoco me gusta vivir en ‘Cuentilandia’. Si hay quien se encuentra más cómodo ahí, mejor para él. Muchos, como el Trust, ya se han retratado (para bien) aunque hasta ahora el esfuerzo no haya cuajado todo lo que nos hubiera gustado. Otros siguen desaparecidos pese a decir hace tres días que tenían “la solución en la mano”. Y a otros salvadores, como decía Benjamín Naranjo, les espero con los brazos abiertos, aunque ya imagino quién tomará al final la sartén por el mango. Mientras, podemos matarnos entre todos, que en eso no nos iguala nadie.