Un adiós en diferido
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Aunque lo parezca suena a contrasentido pensar que, con la marcha de Dominguez, el Recre empieza otra vez de cero; con el club embargado hasta las cejas, tras 8 jornadas prácticamente perdidas, una fractura social imponente y una manifestación en ciernes no es que se vuelva al punto de partida, es que da la impresión de que se sale otra vez con 'negativos' como esos que había antes en la clasificación, que no importaban demasiado pero hacían daño a la vista. El cese del portugués, inevitable pese a los imponderables (por pudor es mejor ya ni comentarlos), apacigua algo las aguas pero llega tarde. Aunque él no fuera el único responsable nos terminó de hundir el año pasado y nos estaba hundiendo -y aburriendo hasta la extenuación- también éste.
Como se dijo en su momento, la jugadita de quitar a Pavón para colocar al portugués y frenar el resurgimiento que tuvo el Decano con el onubense tras el cese de Oltra es de las pifias más grandes que jamás se hayan hecho en el Decano (y mira que se han hecho unas cuantas), estuviera detrás de Dominguez quien fuera. Lo vital por entonces era salvar al equipo del descenso y en mitad de la escalada nos cortaron las piernas. Pese a todo, la paciencia -una vez más- de la afición este curso ha sido encomiable.
Todo está del revés, aunque igual eso es lo más positivo de este embrollo. Ya sólo queda que se encuentren grietas en el estadio para terminar de cerrar el círculo. Y por mucho que eligieran la fecha de comunicación del despido de los empleados del club con tiempo para intentar que los ánimos estuvieran más tranquilos, me da que como en Sevilla no se gane el ambiente será irrespirable en la próxima cita en el Colombino. Lo que no va a desentonar es la llamada de socorro de la manifestación. Sí, de socorro, porque nos ahogamos desde hace tiempo, aunque alguno aún crea que se está exagerando.