La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Como aquel partido ante el Jaén con el Municipal a reventar mientras el Decano coqueteaba con la Tercera malviviendo con el agua al cuello; como ese indescriptible recibimiento tras el batacazo del domingo de calderas soriano; como el año que nos birlaron el ascenso con Alcaraz, cuando sólo los trencillas pudieron sacarnos suciamente de la carrera con patadas rastreras como la de Rossi a Márquez; como el ejemplar comportamiento en la final de Copa; como aquel maldito 20-D y nuestra victoria más grande en nuestro día más triste… Lo del jueves pasado fue algo parecido a todo aquello. Al menos, yo lo sentí así. Ya que el equipo gana poco sobre el verde desde hace años, los recreativistas ganamos ese día una tonelada de orgullo de un tirón. Y falta hacía.
Es verdad que podrían haber sido muchos más los que se sumaran a la causa, porque cuando se asciende falta cemento en las calles de Huelva para soportar a la gente que, ese día, no para de gritar, bufanda en mano, “yo soy del Recre”, como también falta agua en la fuente por los miles que se apuntan a bañarse en ella los días de vino y rosas… Que sí, que pudieron ser más, pero tampoco pidamos milagros. Me quedo con que los muchísimos que fueron –que fuimos– valían por tres o cuatro como mínimo. Y que sepa esa gente que no pudo acudir por estar convaleciente o por estar en buscándose los cuartos a cientos/miles de kilómetros de su casa que también se notó su aliento, aunque no estuvieran de cuerpo presente.
El recreativista –el verdadero recreativista- se merece que todo empiece a reconducirse desde ya, tanto en lo deportivo como en lo institucional, y que esta puñetera pesadilla que nos tiene revuelta las tripas desde hace meses termine en un alegrón de los grandes. Esperemos que la ‘Mesa de Unidad’ sirva para ello. La primera alegría ya la ha conseguido el Trust, que es despertarnos a todos… y mira que es difícil despertar a la gente por estos lares. Por eso fue tan importante lo de este 22 de octubre, uno de esos días en los que, de nuevo, se le vuelve a dar gracias a nuestros padres por hacernos del Decano.