Medio centenar de personas, entre deportistas, familiares, entrenadores y directivos del Real Club Mediterráneo han recibido al campeón del Mundo de Remo de Mar, Adrián Miramón, que ha llegado hoy a Málaga procedente de Lima (Perú).
Con Miramón también llegaban a la estación del AVE María Zambrano, su compañero de equipo, Adolfo Ferrer, tercero en este Mundial y el entrenador Manuel Rodríguez, que les ha acompañado durante este campeonato. Tras el triunfo de Miramón, el Real Club Mediterráneo suma a su palmarés su duodécimo título Mundial en sus 142 años de historia.
"El campeonato fue muy bien. Gané mi eliminatoria y para la final hablamos de hacer una salida fuerte, para intentar colocarme primero y así fue desde el principio. Se unió un sueco y estuvimos juntos toda la regata y los otros iban a más distancias. Me encontré muy bien y muy fuerte durante toda la regata y estoy muy contento", dijo Miramón, que sobre la penalización al sueco que le benefició dijo que "son las reglas. A mi me quitaron un campeonato de España por algo parecido. Me enteré de la penalización ya en tierra. Todavía no tengo asumido que he ganado un campeonato del Mundo, me voy mentalizando ahora que veo a todo el mundo aquí recibiéndome; pero hasta hoy no lo había asimilado".
"La experiencia ha sido buenísima. Además, el viaje ha sido muy bonito y hemos visitado Perú. Y encima campeón del mundo, no se puede pedir más", dijo Miramón, que aseguró que "no voy a tener mucho tiempo para celebraciones. Mañana ya me voy a Santander porque estoy fichado por Astillero y debería haber empezado el 1 de noviembre la temporada; aunque el equipo me dio permiso hasta el Mundial”.
Adolfo Ferrer, tercero en el campeonato del mundo de remo de mar, aseguró que ”yo me veía que podía estar arriba en la competición, aunque estas regatas te dan muchas sorpresas. Lo mismo tienes buen tiempo para entrar en medalla, pero por circunstancias te puedes quedar fuera. En la final, inicialmente salí bien, pero se me fue complicando y llegué quinto. No estaba contento del todo, pero tampoco me sentía mal, porque lo había hecho bien. Cuando me enteré de los de los suecos, tuve un alegrón, porque creo que me merecía ese puesto, tanto por el esfuerzo del entrenamiento, como los días que hemos estado allí, que hicimos muy buenos tiempos con botes muy inferiores a los que llevaban ellos. Los suecos en la eliminatoria llevaban los mismos barcos que el resto, que eran muy básicos y entraron en la final por los pelos. Al cambiar de barcos se notó la diferencia, aunque no hay que quitarles mérito, ya que su técnica y su físico también es bueno", decía el malagueño, que recordó que "en el Mundial había mucha gente que viene de remo olímpico, pero cuando les tocaba remar con olas, entran otro tipo de cualidades, que no dominan tanto y ahí hemos jugado con cierta ventaja, ya que llevamos más horas remando con mala mar que ellos. Tanto Adrián como yo dos semanas antes del Mundial, fantaseábamos con conseguir los dos medallas y cuando lo conseguimos nos dimos un gran abrazo”.