El debate es sano. La crítica, cuando es constructiva, también. Por eso hay que eliminar las trincheras, los partidismos y los intereses para debatir y criticar de forma sana, saludable. Y más si de fútbol se trata, que al fin y al cabo el fútbol es, entre otras muchas cosas, debate.
La portería del Sevilla crea debate. Es innegable. Y las actuaciones de Sergio Rico, también. Y tan absurdo es obviarlo como alimentarlo sin razón. Pero el debate existe, sobrevive.
El caso es que es tan real que el portero del Sevilla no se encuentra en un buen momento, de hecho atraviesa quizás la más baja etapa de la temporada (goles del Levante, del Celta, del mismo Messi en Barcelona), como que es joven, tiene capacidad para crecer y es posible que virtudes para convertirse en un gran portero, quién sabe si para mucho tiempo en el club nervionense.
Insisto, tan partidista es no ver lo primero y negar sus carencias (deficiencias técnicas graves cuando hablamos de las faltas, sin ir más lejos) como negar que su juventud le da margen de mejora clara hasta poder convertirse en un meta no de garantías, sino de enormes posibilidades y futuro.
A partir de aquí, eliminando elementos nocivos y partiendo de un punto de análisis honesto, el debate podemos centrarlo en la confianza y el rendimiento. Sin duda, el Sevilla y Emery confían en el portero, en Sergio Rico. No ha pedido el técnico ningún otro meta, no ha fichado el club ningún otro cancerbero. Y confían en él sobre los errores que en el camino de su crecimiento pueda cometer y los puntos que pueda llegar a costar y salvar. Porque igual que ha costado goles, Sergio Rico también ha salvado partidos, y en este comienzo de la temporada, más.
Luego, más allá de la idoneidad de su titularidad, debate que en este caso sí que parece cerrado porque la apuesta ya la han hecho quienes mandan en lo deportivo en el Sevilla, el debate, sano, constructivo, se centra en su posibilidades de crecimiento, en sus posibilidades de mejora y de su techo. Porque, evidentemente vale la pena sacrificar el tiempo, incluso las actuaciones, lo que haga falta si se considera que el meta va a llegar lejos, si el meta va a crecer mucho más de lo que ha crecido, si el meta va a dar mucho más de lo que pueda quitar en el camino. Y quizás no valga tanto la pena si se considera que el meta, por mucho que crezca, nunca llegará a ser ese gran portero que muchos ven en él, si se considera que el mimo y el riesgo que se corre en su formación no será nunca correspondido con mayor beneficio en el futuro.
Sobre sus posibilidades de crecimiento no hay duda, tiene gran margen, pero sí quizás en sus límites. Esta respuesta solo la tiene el tiempo. Pero el tiempo es evolución, de nada valdrá que pase el tiempo sin mejora. Y esta temporada, Sergio Rico, ha mejorado en algunos aspectos, sobre todo al comienzo de la temporada, sin ir más lejos va mejorando en el juego aéreo. Pero hay otros conceptos en los que parece estancado, conceptos técnicos. Y o los mejora y los subsana, que es de esperar que así será, o el mismo fútbol de elite lo fagocitará. Porque sin evolución, los fallos estarán ahí, y además de puntos costarán goles, y además de goles, puntos, eliminatorias. Y ante este demoledor aserto futbolístico no podrá hacer nada ni el tiempo. He ahí el debate.