Daniel Hierrezuelo cumplirá su encuentro 700 en la Liga Endesa este próximo sábado en el partido entre MoraBanc Andorra y Montakit Fuenlabrada, una cifra a la cual llega tras 21 temporadas de intensa dedicación.
El árbitro malagueño reconoce que "a medida que pasan los años, ves las cosas con una diferente perspectiva. Cuando eres más joven, eres más impulsivo y quieres conseguir retos y cruzar líneas. Pero ahora con el tiempo te conciencias de las dificultades que entraña la Liga. Tienes que dar 100%, porque nadie se acuerda del anterior partido. Aquí todos se juegan mucho: equipos, árbitros, el prestigio de la liga... No miro más allá, intento concentrarme en cada partido porque cada jornada es muy dura". Hierrezuelo comenzó en el arbitraje tras pasar por las categorías inferiores del mítico Caja de Ronda. De aquellos años de jugador recuerda que "los duelos más sonados de Málaga eran contra el Mayoral Maristas. Allí jugaba un compañero mío del colegio (San Estanislao de Kostka) llamado Nacho Rodríguez. Su entrenador era Pedro Ramírez, que luego fuera primer entrenador del Unicaja". Cinco años después de iniciarse en el mundillo alcanzaba la máxima cota: la Liga ACB. Un ascenso meteórico que atribuye a estar "en el sitio indicado a la hora indicada. En Málaga el baloncesto estaba pujando muy fuerte. La temporada anterior a mi ascenso, Unicaja logra el subcampeonato de liga. Ese "boom" coincide con que yo estoy creciendo como árbitro y, por circunstancias de la vida, me incluyen en una liga de verano en Fuenlabrada, viniendo desde EBA (entonces segunda competición nacional). Santiago Fernandez y Franco Pinotti apostaron por darme una oportunidad. Subimos cuatro y yo fui el cuarto". Daniel Hierrezuelo considera que la Liga Endesa permite ahora más situaciones como la suya: "Es una liga muy exigente y el arbitraje te permite apoyarte en tus compañeros y crecer desde dentro de la misma competición. Mi primer año en ACB coincidió con el último con dos árbitros. Imagínate pitar como un pipiolo junto a gente como Neyro, Fajardo, Gallo o Mas... Ahora el arbitraje de tres te ayuda a incorporar poco a poco con más capacidad a los jóvenes". Asimismo, no divide la calidad de los colegiados por los años: "Sucede como con los buenos jugadores. Todos identificamos a los buenos y que acabarán llegando. No me gusta hablar de años. Mi experiencia es ir trabajando día a día y, una vez que estás dentro, luchar por trabajar y por mantenerte". Y el trabajo para seguir en plena forma es muy intenso: "La liga es tan dura que hay que trabajar mucho física, mental y técnicamente para seguir en la primera línea de fuego. Cuanto más años tienes, más te conciencias de dónde estás y de lo que debes hacer", sentencia el malagueño. Si con 20 años comienza a pitar y con 25 llega a la ACB, suena normal que Daniel Hierrezuelo opine que "el arbitraje lo es todo para mí". "He crecido en esta competición, he madurado en ella. He cometido errores y aciertos. El mundo del basket me ha concienciado de mil cosas", algo que se acaba trasladando a su vida personal. El andaluz explica que "a los jóvenes les digo que, cuando empiezas a ser árbitro, ya nunca dejas de serlo y todo el mundo te trata como tal. Todos se apoyan en tu ecuanimidad a la hora de ver las cosas, y lo aplicas en cualquier situación de tu vida". Dedicado en cuerpo y alma al arbitraje (también es internacional), Hierrezuelo dedica las pocos días libres entre Liga Endesa y Euroliga al gimnasio "hay que recuperarse de los viajes largos", a su mujer y sus tres niños, así como a la malagueña Cofradía de los Estudiantes, que este Lunes Santo pudo realizar su procesión anual.