Lloraba como una magdalena Sole López sobre la pista azul de Kumamoto. Marta López, más experimentada pero con la misma ilusión, se abraza de forma efusiva a otras compañeras. 'Las Guerreras' se acababan de colar en su primera final de un Mundial en la historia después de firma una soberana gesta frente a Noruega (22-28). Holanda es el último escollo, el domingo a las 12:30, hora española. Las malagueñas, que aportaron cinco goles en la semifinal, están a 60 minutos de un oro histórico, que viene con premio. El primer puesto también da el billete para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Después de conquistar el bronce en Brasil 2011, este es el mejor resultado en la historia del balonmano femenino español. Con Almudena Rodríguez como mejor jugadora, con un equipo que ha bordado el juego durante los 60 minutos ante un verdadero equipazo como Noruega, que se ha visto superado de principio a fin.
España ha sido mejor, lo ha sido siempre, desde el primer minuto hasta el último. Las Guerreras, dirigidas magistralmente por Carlos Viver, han dado una verdadera exhibición, especialmente en una segunda parte memorable, probablemente los mejores 30 minutos que este equipo ha regalado nunca.
La clave del partido estuvo en la defensa española, que dejó a Noruega, campeona en dos de los últimos tres mundiales, en tan solo nueve tantos en los segundos treinta minutos, un dato que explica a la perfección el enorme trabajo táctico realizado por todo el combinado nacional, que siempre creyó en sí mismo y que demostró una fe y un pundonor inquebrantable.
Si hizo falta la ayuda de Montenegro para estar en este partido, esta vez solamente tocó recurrir a las Guerreras, que cuajaron su mejor encuentro del campeonato, apoyadas en los pilares del equipo, en una gran Shandy Cabral al principio, en una monumental actuación de la pivote Ainhoa Hernández, en las paradas de Silvia Navarro y en esa jugadora espectacular jugadora que es Almudena Rodríguez, nombrada MVP con merecimiento.
Pero ha sido un trabajo ejemplar de todo el equipo el que ha propiciado esta victoria ante uno de los mejores equipos de la historia, una Noruega que llegaba como favorita a la semifinal y al torneo. En el partido número cincuenta de Carlos Viver en el banquillo, las Guerreras han bordado el balonmano hasta el punto de terminar desquiciando al equipo escandinavo, que nunca encontró soluciones a los obstáculos que fue poniendo el combinado nacional.
Noruega resistió hasta el descanso, aunque remando siempre, pero tras reanudación se desató España, que acumuló un torrente de gran balonmano, tanto detrás como delante, sumando goles e impidiendo ataques clarividentes de su rival. Las noruegas tiraron de casta y orgullo y no renunciaron al milagro hasta que la realidad se hizo evidente en el marcador.
España, por su parte, nunca dudó de sí misma y ahí estuvo gran parte de esta enorme leyenda que ya es historia del deporte español. Las Guerreras siempre supieron la forma de actuar, cómo jugar a Noruega y la ventaja siempre fue a más, sin permitir que los nervios y la experiencia tuvieran peso en el partido en los minutos finales.
Los últimos quince minutos del choque sólo sirvieron para homenajear a un equipo que ha cuajado un campeonato de sobresaliente, de matrícula de honor, en el que solamente perdieron ante Rusia y en el que han pasado por encima de grandes equipos. Todo lo que han logrado se lo han ganado ellas. Y queda la guinda.
España y Holanda -que tumbó a Rusia en la otra semifinal- jugarán el próximo domingo la gran final de un mundial, el mejor resultado que ya ha logrado España en una cita mundialista. Además, la victoria este domingo vale una plaza en Tokio 2020, premio doble para un equipo de leyenda.