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El drama del golfista malagueño Pablo Martín: “No sé si mis hijos están vivos”

El golfista malagueño Pablo Martín (Foto: Tengolf)
J. C.

Para el malagueño Pablo Martín Benavides el golf dejó de tener sentido hace unos años. Y eso para un golfista es mucho. Su historia, contada en Marca este domingo, es un drama que supera lo deportivo y que le hace imposible casi dormir por las noches. A sus 33 años y tras tener unos comienzos que apuntaban a estrella ha visto truncada su carrera. La explicación la ofrece él mismo tras dos años de calvario por la custodia de sus hijos del matrimonio con Josefine.

“Llevo dos años y medio viviendo una tortura y ni siquiera sé si mis hijos están vivos. No hay derecho. Obviamente, el golf es la última de mis prioridades ahora mismo. No puedo jugar sin saber dónde están los niños. He perdido las fuerzas y las esperanzas”, asegura con rotundidad el golfista.

Pablo Martín iba para estrella. Ganó el British Boy con 15 años. Conquistó el Open de Portugal en 2007 siendo aún amateur, erigiéndose como el primero en ganar un torneo profesional en el circuito europeo. Firmó un gran contrato deportivo, con una buena agencia, y arrancó una carrera que parecía meteórica.

"Llevo dos años y medio sin vivir con mis hijos o verlos con regularidad. 891 días, concretamente"

Sin embargo, Pablo pinchó en hueso. La carrera de un deportista no es sólo centrarse en su propio deporte. En la entrevista, concedida desde Fuengirola donde está en casa de su abuela con su hermano, lamenta el calvario de los dos últimos años y medio, donde ha tenido que dejar de lado el mundo del golf. "Estoy tirado en la que era casa de mi abuela, viviendo con mi hermano. Intento rehacer mi vida y concentrarme, pero no puedo. El golf lo tengo bastante abandonado", asegura.

Pablo explica cómo conoció a Josefine, la madre de sus hijos, en un torneo en Suecia. Cómo se vuelca en el nacimiento de su primer hijo, Max, y cómo deja de lado el golf, que intenta retomar en 2013. El malagueño, entonces y según relata, accedió a comprar una casa que no podía pagar. “Me dijo que la casa o no ver al niño. La compré”. Pasó el tiempo, pero fue a peor. Y relata cómo planificaron el viaje a España juntos, pero que nunca se dio: “Llevo dos años y medio sin vivir con mis hijos o verlos con regularidad. 891 días, concretamente”.

La historia a partir de ahí toma tintes dramáticos. Pablo relata cómo descubre que su mujer le engaña a través de internet, lo que aumentó el problema: "Enseguida utilizó a nuestros hijos como arma... se abrió un protocolo y fue como si se abrieran las puertas del infierno".

Las acusaciones son graves. “Me acusa de que el 12 de octubre de 2018 he entrado en su casa y la he amenazado de muerte. Era el cumpleaños de mi hermano y yo estaba en Málaga (…) Yo me siento frustrado y ella presenta esa frustración como ejemplo de que no estoy bien psicológicamente. Exploto cuando los abogados me insisten en que respete el protocolo y me entero de que me están aplicando, por ejemplo, el mismo que a un hombre que ha asesinado a su mujer y ha pasado siete años en la cárcel por ello. Usted es agresivo, insisten. Oiga, es que son mis hijos... La última vez que les vi fue en mayo”, lamenta.

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