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Con el agua al cuello: el Waterpolo Sevilla pide auxilio camino de Primera

Miguel Delgado

En tiempos de confinamiento, el silencio se apodera de la calle, de los estadios, pabellones, canchas y también de las piscinas. Desde sus casas, los jugadores del Waterpolo Sevilla, club de pionero éxito en Andalucía, sueñan con volver a Hytasa, circunstancia que el coronavirus le arrebató hace ya tres semanas. Algunos se imaginan con el agua al cuello, sinónimo de un deporte que les ha dado lo mejor, pero conscientes de las dificultades económicas que incluso amenazan con prolongar su agonía.

El cuadro hispalense acusó el brusco cambio generacional de la plantilla descendiendo a Segunda Nacional en mayo de 2019, lo que reavivó un fuego que el agua no logra ahogar. El regreso a la categoría de bronce alumbró la gran paradoja de este deporte, cuanto más abajo en la élite, más costosa es la gestión del equipo.

Y todo por un escenario que tiene a Cataluña como gran potencia del waterpolo nacional, donde los clubes se desplazan a golpe de billete de metro. Mientras en Barcelona los jugadores hacen cola en el andén, en Sevilla, 12 veces al año, se ven obligados a gestionar largos desplazamientos para cumplir con el calendario. La apertura del territorio nacional que supuso el descenso 15 años después redefine el concepto de deporte minoritario, mediáticamente muy alejado del césped.

Ataque del Waterpolo Sevilla durante un partido de la Segunda División Nacional (Foto:waterpoloSevilla).

Piscinas cerradas hasta nuevo aviso

Surgido en 1993, orgulloso de haber disputado dos temporadas en División de Honor, el cuadro hispalense arrancó el curso con el claro objetivo de volver a la categoría de plata. En ésas está, segundo con un partido menos a expensas de las seis últimas jornadas de competición. O estaba, hasta que el coronavirus aterrizó en España.

“Teníamos que jugar el sábado -día 14- y desde el miércoles se venía hablando que se jugaría a puerta cerrada, pero ya el jueves por la mañana nos comunican que se suspende. Ese mismo jueves por la tarde fue nuestra última sesión”, narra Daniel García, entrenador del primer equipo por segundo año consecutivo.

Ese fin de semana, al igual que en el deporte rey, el calendario remarcaba la disputa del derbi ante el Dos Hermanas. El estado de stand by también acompaña al waterpolo desde entonces. “La Federación comunicó que hasta que el gobierno levante el estado de alarma no hay liga”, agrega Alfonso López-Sáez.

Con 23 años, este veterano portero y estudiante de Farmacia puede presumir de colores, los del Waterpolo Sevilla, pero también los de la selección española. El cierre de la piscina, consecuencia de todo lo anterior, supuso un cambio radical en la forma de entender este deporte, el mismo que pierde su razón de ser fuera del agua.

“Empiezan las preguntas, ¿ahora qué vamos a hacer? Entonces organizamos sesiones de videollamada para intentar mantenernos a tono, pero es verdad que el no poder meternos en la piscina se nota”, explica el técnico, a lo que Alfonso López-Sáez añade: “Mantener la forma para nosotros es bastante difícil. Hay otros deportes que lo tienen más fácil dentro de lo que cabe. Puede afectar a nuestro rendimiento y al volver seguramente necesitemos una pretemporada”.

Pero Daniel García no sólo piensa en el trabajo físico, también en el aspecto psicológico: “A nivel mental es importante, por eso el tema de la videollamada nos gusta. Está viniendo bien para distraernos un poco de estar en casa y estamos haciendo más grupo todavía. Estamos juntos, nadie va por su cuenta e intentamos que nadie se olvide del objetivo que queremos conseguir”.

Los jugadores del Waterpolo Sevilla rodean al técnico, Daniel García, durante un partido (foto:waterpolosevilla).

“¿Viabilidad económica? A final de temporada nos sentaremos y veremos”

Las cuentas son la cruz de esta entidad. No salen, ni siquiera desde la llamada de emergencia del pasado mes de diciembre. “Esta campaña se hace como S.O.S, que nos vamos. Tuvo mucha repercusión, de donativo no llegamos al objetivo, pero sí conseguimos captar patrocinadores...”, destaca el entrenador; halagando la aparición de tres ángeles de la guarda que aliviaron significativamente las arcas del club: la constructora Baética, Hyundauto Motor y Automoción Aljarafe.

“La situación ahora no es tan grave como en el momento del ultimátum. Ha mejorado un poco, pero no lo necesario como para subsistir”, subraya el portero, que agrega: “Sobre todo en el tema de los viajes, hablamos de 12 partidos y esto acarrea un gasto importante”.

Daniel García lo vivió especialmente de cerca. “Los entrenadores estuvimos un tiempo sin cobrar, fue voluntario y se decidió pensando en lo mejor para el club. Es una situación incómoda, pero esta filosofía que tenemos es la misma que la del club: siempre querer más. Lo que queremos es que se vea que somos un deporte minoritario, que no tenemos ayuda y que necesitamos más empresas que apuesten por este deporte. Soy el entrenador y no entro en temas de directiva, pero desde mi punto de vista es verdad que la parte pública es necesaria y no la tenemos”.

Cuál es entonces la solución, ¿ascender? “A mí me gustaría mucho”, bromea Alfonso, y se suma el técnico: “Subir de categoría es siempre llamativo para cualquier empresa. Lo primero que tenemos que hacer es trabajar, es la filosofía del club y creemos en llevarla a cabo”.

Camino de Primera División

El camino es claro, sólo espera que puedan recorrerlo. A falta de seis jornadas, parte del trayecto está conseguido, falta alcanzar la meta a base de brazadas. Aún no está clara la reanudación de la competición. “No hay certezas, si la competición vuelve a finales de mayo, con seis partidos por disputar… eso son dos meses. Habría que pensar también en el año que viene, sin tiempo de descanso... Es complicado”, piensa el internacional español.

Tampoco ayuda el momento en el que llega todo esto, pero si lo pensamos, ¿qué esperábamos? Daniel es optimista: “Era un momento clave, a falta de seis partidos y en el momento de definir si subíamos a Primera. No sé si es bueno o malo, pero es lo que toca. Las restricciones son a nivel nacional, si se reanuda, la verdad, todos estamos en igualdad de condiciones”.

“Está siendo complicado, ahora venían partidos disputados, con gente de arriba. Te deja un poco frío”, sugiere Alfonso, que no se escapa de la pregunta ‘olímpica’. “No sólo nos afecta a nosotros, que estamos a un segundo nivel, te digo ya deportistas olímpicos”, reflexiona, y también considera justa la decisión de suspender los Juegos: “Siendo optimistas, nos ponemos en la tesitura de que a mediados de mayo ya estamos compitiendo con normalidad; hemos sido de los primeros países afectados, esto tiene que llegar a otros continentes, que es precisamente lo que engloban los Juegos Olímpicos".

Con tanta suspensión y aplazamiento, el 2021 se antoja apasionante... Quién sabe si Alfonso López-Sáez podría viajar a Tokio para defender los colores de España. Este deporte, no obstante, no se juega sólo cada cuatro años y no se alimenta del mero recuerdo. Salvar al Waterpolo Sevilla honra también los valores de miles y miles de deportistas alejados de los focos que sufren para practicar lo que aman.

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