Nada será igual en la vida de Marina cuando esta realidad se convierta en recuerdo. Tacha números de un calendario interminable en el Hospital Clínico de Málaga, donde realiza labores de limpieza. Ella, como tantos otros, forma parte del núcleo sanitario que se expone por los demás desde la primera línea del ojo del huracán COVID-19. Día tras día. Sin tregua. Como los aplausos de las ocho. Son nuestros héroes, nuestras guerreras, aunque algunos vecinos los vean como peligros potenciales de contagio en un ejercicio de podredumbre humana. Por suerte, la comunidad del bloque de Marina, en el malagueño barrio de Quinta Alegre (distrito de Teatinos), no es así. Más bien al contrario. Muy al contrario. La sorpresa que le prepararon al llegar a su casa el pasado viernes ha dado la vuelta a España y nos ha emocionado a todos.
Seguramente la habrán visto en las redes sociales. En caso contrario pueden hacerlo en el vídeo superior. Marina llegaba a casa por la noche tras una dura jornada de trabajo en el Clínico. Al plantarse junto al ascensor vio que estaba averiado, por lo que tenía que subir a pie los cuatro pisos que le separaban de su casa. El ‘cabreo’ inicial duró lo que tardó en llegar al primer rellano. Vinieron entonces los primeros aplausos, obsequios y mensajes. Segunda parada, segunda, planta. Lo mismo. Manteniendo la distancia social y con las protecciones correspondientes, pequeños y mayores del bloque le brindaban su reconocimiento. Ojos vidriosos. En el tercero, ídem. Globos, lágrimas y mucha gratitud manifiesta por su labor. Así hasta llegar al cuarto, su planta. Donde la emoción ya se desbordó.
“Eres una chica valiente, excelente, luchadora”, “tu labor es muy valiosa”, “tus vecinos quieren agradecerte el trabajo”… Y así muchos mensajes desde cada uno de los 'balcones', que el pasado viernes en Quinta Alegre fueron puertas en los rellanos de una comunidad agradecida con su heroína Marina. Una comunidad, por cierto, muy malaguista.
La idea surgió a través de un grupo de Whatsapp que tienen varias vecinas del bloque y en el que se encuentra Marina. Se creó otro grupo paralelo, un clásico para la gestión de sorpresas, y se recurrió, tras darle forma a la idea, al habitual puerta a puerta, el boca a boca de toda la vida. Todos en la comunidad se compincharon. “Nos ha costado mucho, pero ha salido muy bien”, nos dice una de las dos Mari Luz que lo gestaron. “Su hija bloqueó el ascensor y otras vecinas estuvieron pendientes a cuando llegara, se implicó todo el bloque y estuvimos muy coordinados”, confiesa orgullosa.
“Su hija bloqueó el ascensor y otras vecinas estuvieron pendientes a cuando llegara, se implicó todo el bloque y estuvimos muy coordinados”
Todo salió perfectamente, y con el montaje posterior y la música, el homenaje ha cogido más carga emocional si cabe. Tanto que empezó a compartirse y se ha propagado como la pólvora por las redes sociales, sumando miles y miles de visualizaciones y cogiéndole el pellizco a toda España. Marina es un botón de la amplia muestra de profesionales que se juegan el tipo día tras día por nosotros. Nuestro aplauso diario desde los balcones son para caras, cuerpos y manos como las suyas. Las gracias son eternas.