Las hermandades de Sevilla están teniendo un gran protagonismo en la lucha contra la crisis socioeconómica derivada del coronavirus a través de un sinfín de iniciativas, como el reparto de decenas de miles de mascarillas, más de 65.000, o la distribución de toneladas de alimentos entre colectivos vulnerables.
En declaraciones a Efe, el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez, destaca "el espíritu de sacrificio y generosidad" de las corporaciones y pone como ejemplo a las hermandades de gloria, que coordinaron la compra de máquinas de coser, bobinas de hilo y tela y su donación a seis conventos de clausura para que las monjas fabriquen mascarillas.
El Consejo también ha reforzado el Proyecto Fraternitas, que está facilitando comida diaria a "entre 300 y 350 familias" del Polígono Sur y las Tres Mil Viviendas, cuando "lo habitual son 140", según cuenta el tesorero, Alejandro Marchena.
"Las necesidades se están multiplicando", añade Vélez, al que incluso llamó el rey Felipe VI para interesarse por ese programa.
El Consejo, además, acaba de dar a las hermandades del Lunes Santo una primera partida de 1.250 mascarillas de plástico reutilizables donadas por la empresa gaditana Torrent, dedicada a fabricar tapones, y el lunes comenzará con la segunda tanda, hasta un total aproximado de 10.000 que irán al resto de cofradías, a geriátricos o a comedores sociales.
Las hermandades también han fabricado u obtenido equipos de protección por su cuenta, como las siete del Viernes Santo, que han repartido 20.000 mascarillas, o Pino Montano, que ha confeccionado 25.000 y quiere hacer 4.000 más para niños.
San Gonzalo ha entregado, sobre todo en la residencia Nuestra Señora de Consolación, 2.000 pares de guantes y más de 1.000 mascarillas cosidas por las monjas de Santa Rosalía, y La Hiniesta ha llevado a conventos y centros 300 mascarillas hechas por sus hermanas.
La hermandad del Polígono San Pablo ha elaborado más de 300 pantallas de protección; El Carmen Doloroso piensa repartir 2.000 mascarillas infantiles; La Macarena ha donado 2.000 guantes; El Valle, 1.500; la Pastora de Triana distribuyó este jueves 500 mascarillas y 2.000 guantes; y Santa Marta ha regalado más de 400 mascarillas entre sus hermanos y la Fundación Mornese.
Las corporaciones del Sábado Santo y La Resurrección han donado 300 mascarillas a un centro de mayores, mientras que El Sol ha facilitado 400 lotes de guantes y mascarillas a la parroquia de San Diego de Alcalá.
Otra vía reforzada en esta crisis es la del Economato Social del Casco Antiguo, con el que las cuarenta hermandades del centro de Sevilla surten de comida a precios asequibles a más de 600 familias.
Una de las instituciones más emblemáticas de la ciudad, la Macarena, repartió 10.600 kilos de comida a 300 vecinos del barrio entre marzo y abril a través de su proyecto Despensa Macarena y cuarenta de sus costaleros han empezado a repartir un centenar de menús diarios entre familias necesitadas, mientras que San Benito ha provisto de más de una tonelada de lácteos a las Hermanitas de los Pobres.
Las cuentas abiertas son innumerables, como Pasión, que ha recaudado 18.000 euros en la campaña 'Es la hora, es ahora'; la Soledad de San Lorenzo, con más de 12.000; o las cofradías del Lunes Santo, que dentro de su acción social conjunta destinarán 9.000 euros, 1.000 cada una, a familias con problemas cuando pase la alerta.
El Gran Poder ha incrementado en más de un 1.000% su ayuda a tres parroquias de barrios humildes y ha gestionado la entrega de portátiles y 'tablets' a treinta menores de Tres Barrios-Amate para que sigan con sus clases, igual que ha hecho El Valle en el Polígono Sur, y la Esperanza de Triana atenderá a más familias con la limosna de una mensualidad de sus cerca de 14.000 hermanos.
También muchas hermandades han reforzado su asistencia social y hacen los recados o cuidan telefónicamente a personas mayores, como una de las más señeras, la Amargura.
"Las hermandades vertebran la ciudad y llegan hasta donde pueden con sus recursos siempre que es necesario", recuerda Vélez.
“En estas crisis sale lo mejor de la gente. Puerta a la que llamamos, puerta que se abre. Muchos hermanos mayores y miembros del Consejo hemos salido a repartir con nuestros vehículos”, señala Marchena.