Es de la casa, tiene el ADN de la Masía, ha trabajado con muchos jugadores que hoy juegan en el primer equipo, ídolo de la afición, antihéroe del madridismo… El Barcelona ya ha escogido a Luis Enrique para que lidere el nuevo proyecto blaugrana, este concebido a largo plazo sin el carácter transitorio del actual.
La marcha de Gerardo Martino es segura, con independencia del final de Liga en la que el Barça está segundo aunque perdería esa plaza si el Madrid gana su partido aplazado en Valladolid. En ese sentido Luis Enrique podría ayudar a su pretendiente si el Celta logra un resultado positivo frente a los blancos en la penúltima jornada. Si el Barça no falla y el Celta logra un empate los culés asegurarán la clasificación directa para la fase de grupos de la Champions.
De momento el Barcelona está estudiando la posibilidad de evitar el pago de tres millones que supondría romper la vinculación de Luis Enrique con el Celta. El conjunto gallego entiende que esta es una propuesta irrechazable para su todavía técnico, por lo que está dispuesto a negociar una salida beneficiosa para ambas partes. La cesión por un año más del culé Rafinha, que ha sido la referencia celeste esta campaña, podría acelerar el acuerdo entre clubes.
Con anterioridad el exfutbolista del Sporting comenzó su etapa de técnico al frente del Barça B, con el que logró un ascenso a Segunda División y la mejor clasificación en esta categoría. Su éxito le abrió las puertas de la Roma con un contrato de dos años, aunque finalmente solo cumplió uno tras una temporada que no cumplió las expectativas. Con el Celta, sin embargo, está completando una gran segunda vuelta, en la que ya ha asegurado la permanencia. Y eso que sus primeros meses en Vigo no fueron fáciles debido a los irregulares resultados, lo que motivó que se pusieran en duda sus métodos de trabajo y su relación con los medios.