Vivimos en una época donde cualquier padre estaría encantado de que su hijo (o hija), si posee los atributos necesarios, se convirtiera en futbolista. En parte, por el deseo habitualmente nunca alcanzado de los progenitores de haber llegado al profesionalismo. Y, sobre todo, porque en un mundo tan cambiante e incierto la generación de ingresos de esta profesión puede arreglar el futuro de una generación. O de varias.
Ocurre también que aquellos que sí ejercieron como jugadores de élite, posiblemente porque no han conocido otra opción laboral, impulsan a sus niños al mundo del balompié desde bien pequeños. Y, en muchas ocasiones, acaban abocando a un solo deporte a jóvenes que se inclinarían de manera natural por practicar dos o tres a la vez.
La historia que contamos hoy, sin embargo, cambia radicalmente estas percepciones. Porque, aun cumpliendo con todos los componentes descritos en los párrafos anteriores, deriva en un final totalmente diferente.
Su carácter impulsivo le llevó, tras una negociación para renovar su contrato, a abandonar el club rumbo al Elche, uno de los conjuntos en los que jugaría hasta su retirada del fútbol en los años 90.
Precisamente allí nació su hijo, que como todo vástago de pelotero profesional estaba llamado a ocupar el lugar de su padre. Más teniendo en cuenta que, efectivamente, se inició (por supuesto como delantero) en diversas canteras.
Pero un sábado con su abuelo cambió su visión... y su porvenir. Con una familia apasionada del golf, el primer golpe de Sixto Junior voló 140 metros sobre el green. Y en ese momento decidió que su vida estaba entre hierros y maderas y no entre banderines de córner.
La mejor lección, además, se la dio su propio padre, quien le apoyó inmediatamente en su decisión y le animó para mejorar en el deporte que había escogido, donde pocos años más tarde ya empieza a emerger.
Hoy, con 26 años y el patrocinio del superdeportivo 'made in Valencia' GTA Spano, Casabona ha dado el salto al profesionalismo. Ya disputa el Challenge Tour (la puerta hasta el European) y viaja además al Mena Tour, que transcurre por países árabes que además son potenciales clientes de su sponsor.
Lo hace además en una disciplina donde lo importante es la experiencia y a la que ha llegado muy joven, lo que le da un margen enorme de crecimiento para poder convertirse en una referencia a nivel nacional e internacional.
Pero, entre viaje y viaje, Sixto demuestra su humanidad impartiendo cursos a personas con discapacidad, en una manera indiscutible de transmitir la pasión por el golf al tiempo que rompe los paradigmas de un deporte considerado elitista para convertirlo en tremendamente inclusivo.