Ni siquiera se pudo lograr el bonus defensivo, que durante muchísimos minutos estuvo asegurado. El equipo pucelano demostró más entereza y, sobre todo, efectividad en sus ataques. Gran parte del choque fue dominado por los de Todd Dammers, pisando campo contrario pero sin sumar puntos. Y eso acabó siendo un lastre para los gualdinegros, que hoy abandonaron sus tradicionales colores para lucir una novedosa equipación roja.
El partido no empezó bien para los getxotarras. Apenas se cumplía el minuto cuatro cuando Ángel de la Calle salía de un maul para lograr el primer ensayo vallisoletano. Reaccionó bien el Getxo Artea, que tomó el mando del partido. En el siete de juego, Snee se internaba pegadito a la cal y empataba el choque. La transformación de Linklater y un golpe pasado por el neozelandés mediada la primera mitad les colocó por delante en el marcador (10 – 5). Sin embargo, un despiste defensivo tras varias fases defendiendo permitió que Blanco, a la media hora, posara la pelota tras la línea de marca. Griffiths acertó en la transformación y pasó también un castigo justo antes del descanso, al que se llegó con un apretado e incierto 10-15.
Tras el paso por la caseta, Linklater y Griffiths sumaron tres puntos más para sus equipos en sendos golpes a palos (13-18). Llegaron entonces los mejores momentos del Getxo Artea, que percutió una y otra vez sobre la defensa quesera. Alternando el juego abierto y el cerrado trató de abrir huecos, pero los de Lisandro Arbizu se mostraron firmes y apenas les dejaron penetrar en su veintidós. En una de las escasas aproximaciones hasta ese momento, los queseros lograron su tercera marca, obra de Gavidi (13-23). Esa acción dejó tocados a los vizcaínos, que perdieron a su medio-melé diez Mikel Etxeandia por protestar. La acción acabó de encender a la grada, muy descontenta con la actuación del colegiado.
Pese a la inferioridad numérica, el Getxo Artea no cejó en su empeño y volvió a la carga. Aunque fueron esfuerzos estériles. El líder se mostró sólido y no dio opción alguna a recortar distancias y alcanzar un bonus que hubiera sido totalmente merecido.