Amparados en un poderío físico y en una juventud insultante los levantinos han aprovechado una salida fulgurante para romper de inicio un encuentro que tuvo dos tiempos bien diferenciados.
Así, de entrada, el 0-10 que campeaba en el marcador de Rekalde a los cinco minutos terminaba de castigar los lógicos nervios de los vizcaínos, que pese al apoyo de una bulliciosa grada no podían frenar sus errores ni la avalancha naranja.
Y es que a los valencianos, un club que ha estado tiempo en la máxima categoría, además les salía todo. Con un juego de delantera apabullante, poderosos de piernas y en los placajes, machacaban sin remedio la zaga bilbaína sumando al final del primer tiempo hasta cuatro ensayos.
Una cifra a la que hay que añadir el acierto letal del pateador en sus transformaciones a palos, llegándose al socorrido descanso con un congelante 3-29 y unas caras más que largas.
Pero sin embargo había ganas de rugby, ha costado mucho llegar hasta aquí y los de Fredy Ruiz, lejos de amilanarse y una vez borrado el agarrotamiento inicial, iban a rehacerse y a ofrecer su mejor cara en el segundo tiempo.
A lomos de los tiros a palos de Lucas y con los cambios para meter peso en la delantera, los bilbaínos le devolvían el equilibrio al juego, dando lugar a unos minutos mucho más entretenidos para satisfacción de sus muchos seguidores, entre los que había concejales del ayuntamiento bilbaíno como Sabin Anuzita o Beatriz Marcos.
La pena ha sido no lograr ningún ensayo porque con su juego a la mano lo cierto es que el UBR ha tenido varias opciones serias que no han cristalizado, mientras que, por contra, su rival acabaría firmando hasta seis ensayos cerrando el choque entre aplausos con el definitivo 9-43.
Un complicadísimo resultado que habría que remontar en el partido de vuelta que se celebrará este próximo domingo, día 14, en terreno levantino a partir de las 12,00 del mediodía.
Seguro que para entonces los bilbaínos, una vez pagada la novatada, al menos llegan sin nervios y con ganas de hacer un buen papel, algo que puede incluír la victoria. El pasar a semifinales ya tendría algo más de milagroso, pero nunca se sabe con un equipo de bilbaínos que juega en una Ermita.