A priori, uno de los pocos fondistas vascos capaces de rebajar el techo del certamen es Amutio. Sin embargo, en la línea de salida se encontró con otros dos atletas de calidad como son el vizcaíno Gotzon Solaegui y el marroquí Al Guarrah que podían aguarle el pronóstico y sus intenciones. El podio, a priori, estaba cantado y sólo quedaba por decidir el orden de los escalones.
Desde el inicio, Solaegui tomó el mando de la prueba a un ritmo de récord de poco más de tres minutos por kilómetro. La sorpresa era mayúscula cuando Al Guarrah se quedaba descolgado poco después de pasar por el kilómetro cuatro, tras varios titubeos en los que no dio sensación de poder seguir la cadencia del corredor residente en Amorebieta. Así Amutio, consciente de que el ritmo era adecuado a sus intereses, dejó a Solaegui como punta de lanza hasta el kilómetro ocho. A partir de ahí cambió de ritmo progresivamente y obtuvo unos metros de separación sobre su rival, que administró hasta la llegada. El cronometraje eléctrico reflejó la recompensa del bilbaíno, un crono de 37.28. A Solaegui, segundo a 12 segundos del bilbaíno, le quedaba como consuelo la ruptura también del récord con una gran marca. Al igual que Al Guarrah, sólo y en tierra de nadie, que mostraba su calidad con un crono de 38.29.
En la categoría femenina, la bilbaína Sandra Sevillano demostró también porqué es un nombre a seguir. Se impuso con autoridad a la ganadora del medio maratón de Bilbao, la también bilbaína Saioa Elaso. Además del cetro fue la única atleta que rompió la barrera de los cincuenta minutos tras registrar un crono de 48.02. Dos minutos y medio después llegaba Elaso que nunca vio peligrar su privilegiada posición al adelantar en tres minutos y medio a la tercera clasificada, la bilbaína Irkusne Etxeburu.