Después de descender a Tercera en 1980, el Arenas no había rozado de manera tan clara un ascenso que no se pudo cristalizar en Gobela. La calidad a Añón y Mina resultaron trabas insalvables para un equipo rojinegro voluntarioso, correoso y que no bajó los brazos. Empató 2-2 a base de casta y acabó con diez por expulsión de Pereda cuando las fuerzas ya flaqueaban.
El Arenas arrancó el encuentro al ataque, dominando y Asier Valero, con pierna derecha, desde 25 metros casi sorprendía al portero céltico Rubén, internacional Sub-20, pero a renglón seguido, en el minuto 7, el fornido Madinda cruzaba el balón y batía a Talledo. Un Celta B que nunca había dejado de marcar fuera de casa y que en la primera acción en superioridad se llevó el gato al agua.
El segundo gol vigués no tardó demasiado. Jugada del talentoso Santi Mina, que ya ha debutado en Primera, que fusilaba el 0-2, dejando casi noqueado al Arenas antes de la media hora de juego. Pero se rehízo. Manu Franco recortó de inmediato con el pie rozando el poste dos minutos después, metiendo a los de Etxeba en la pomada.
En la segunda mitad, con Marti por Zumalakarregi para buscar a las torres gemelas con Murci, Ramos a banda y Valero empataba en el 57, con el equipo vizcaíno lanzado. Apretaba mientras el Celta B esperaba su ocasión en velocidad a la contra.
La doble amarilla de Pereda mermó los planes de Etxeba, pese a la entrada de Rober. El equipo getxotarra se quedó a un solo gol de un merecido ascenso, con uno menos y el Celta pidiendo la hora. Talavera y Cayón se quedaron por el camino.
Para amortiguar el golpe, el fútbol vasco sí que promociona al Laudio de Ramón Castelo, que venció al Mar Menor en Ellakuri, con gol de Germán Beltrán, uno de sus principales estiletes, tras jugada de Tyson. Ante el 0-0 cosechado en tierras murcianas, logró el ascenso a Segunda B por primera vez en su historia, con un equipo plagado de futbolistas vizcaínos. El Retuerto también asciende a Tercera por este arrastre.
La fiesta en Ellakuri fue tremenda, con invasión de campo desatada la euforia en una localidad de Llodio volcada con su equipo, líder del grupo vasco, que ha pasado por cuatro eliminatorias para masticar la gloria.