Sistemático, metódico, intenso y elegante. Así ha sido el PORTU que, a su imagen y semejanza, recién ha aupado EZEQUIEL LOZA a la Segunda División B. Conseguida la gesta prefijada por la directiva entrante, se tiende, en estos casos, a tirar la casa por la ventana por ese miedo a que el que nos viene de visita afee nuestro mobiliario por escasez de brillo, y el suelo, por desgastado.
El sistema que gobernó el técnico cántabro era un 1-4-4-2 de libro, cuyas hojas, partido a partido, pasaba con delicadeza un afamado y prestigioso director de orquesta llamado Carlos Merino. Un mediocentro de Primera cuyas espaldas guardaba Urko Macías desde la portería; cuyo horizonte era la isla del tesoro en la que Zarate y Sancho se reaprtían el botín de casi todos los partidos.
La casa por la ventana, se decía; no toda, pero sí en gran parte. ¿Qué queda de aquel once que sometía a los contrarios hasta el ahogo? ¿Qué, de aquel otro con el que se celebraron los fastos del título de campeones y aquellos otros del tan ansiado ascenso? Cuatro partidos de liga. Hora de hacer balance. Balance provisional. Prematuro. Mas conviene elaborarlo antes de que nos pongamos a hacer las cuentas y éstas no nos salgan…
Un primer empate de prestigio en Las Llanas y otro de seguido en La Florida, que se quedó corto teniendo en cuenta que el Portu arrinconó en el segundo acto al Arenas y a punto estuvo de noquearlo de no haber sido por las campanas, que a gloria le sonaron a ´Bolo´, antes de que doblaran a muerte. En Toledo, el equipo jarrillero acusó el kilometraje de la copa, un amargo sabor a hiel manchega que terminó ahogando la garganta de los jugadores cuando estos, al de una decena de días, o sea el pasado sábado 12, le volvieron a ver las caras al Socuelllamos de Diego Rivas. Opiniones para todos los gustos. Y para gustos, los colores. Pero a mí se me pide la mía. Allá voy…
Con la casa de la tercera esparcida entre el asfalto y la acera, se trata ahora de levantar el templo derruido. Que el recién llegado Gorka Giralt mude su faz hasta convertir su figura en el sosias o duplicado de Urko Macías. Que en el lateral derecho se fundan la tormenta de Kevin Calle y el delicado sirimiri de Adriano. Que a Olaortua, bastión irreductible, alto mando de la guardia pretoriana de Macías, para no verlo tanto, para no verlo siempre en todas nuestras visiones, entre Etxaniz, Moya y el resto de zagueros con un disparo de nieve lo borren de nuestros ojos. Que Xabi Galán (y aquí me mojo así que terminen arrastrándome por el badajo) de ser hijo pródigo en tareas opulentas de acoso y derribo de defensas regrese al lateral zurdo para aportar su gran grano de arena en el equilibrio del equipo. Viendo de salida a Dañobeitia frente al “Yugo” de Ciudad Real, me pregunto si esa banda derecha del centro del campo no le es inherente a Kortabitarte, que de un colosal Arbolea la heredera en el último cuarto de la liga. Arriba, desafiante y dadivoso, se yergue el tremendo físico de Iker Zarate, a la espera de una torre gemela y de ébano llamada Galder que lo convierta en pareja de hecho…o un media punta que altere el sistema que tan bien le fue y al que tan fiel ha sido Ezequiel Loza. Germán Beltrán, si vino a este equipo fue para ascender, y si culminado el ascenso se ha quedado, ha sido para jugar, de media punta si el sistema se altera, caído a banda izquierda si se mantiene vigente el 1-4-4-2.
Llegados a este punto, en vilo el corazón de todo lector jarrillero, nos toca hablar de la madre… de la madre del cordero, esa pareja disímil que se mueve en las entrañas del centro del campo, allá donde surge la mano que mece la cuna del equipo para que la afición no llore, la que dirige la orquesta para que el mundo del fútbol del Portu funcione. Mediando lesiones y jugadores en funciones de recuperación o aprendizaje, el doble mediocentro del equipo lo han ocupado el espigado ´Gabri´ (procedente del Burgos) y el aguerrido Engonga (ex del Tropezón). La temporada pasada, partido sí, partido también, Merino, escoltado por el omnipresente y todoterreno Ioritz Bilbao, se dedicó a dar clases de fútbol en casa… y a domicilio. En el dique seco luego de una estúpida lesión de pretemporada en un ´bolo´ de Gobela, Carlos Merino, prolongación en el verde de la mano de Ezequiel Loza, sabe que, pulidas sus asperezas por el cincel de Rodin, y una vez que Ioritz Bilbao y Valín se repartan el resto de la tarta de la medular, en el cénit de su carrera, y a la vez en el umbral de los Campos Eliseos donde moran en lo eterno los héroes y los artistas, Carlos Merino, les decía, sabe, de memoria, y también de sobra, que, por segundo curso consecutivo, deberá ser la cabeza pensante… para que el ´Portu ´ pueda existir. Esto no ha hecho más que empezar. Es pronto. Muy pronto. Septiembre aúlla todavía.
Casa de los sueños. La Florida. Portugalete.
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Periodista y Exjugador del Portu.