Borja Angoitia, de 23 años, intenta abriese paso en el Deusto de Aitor Calle, recién llegado de Conneticut, entre Nueva York y Boston, militando en el Bobcats de la Universidad de Quinnipiac. Desde la distancia ha seguido con meticulosidad el fútbol, vizcaíno, la progresión de otros porteros y a su ídolo, Víctor Valdés: “Es la perfección”, resume asombrado.
Angoitia permaneció tres años y medio cursando Administración y Dirección de empresas compaginando con el soccer. “Me marché con 18 añitos y de vuelta ya, aunque mi idea era quedarme. Lo intenté, pero el tema del pasaporte en EEUU te pone muchos problemas. Estuve probando en tres equipos, pero no hubo suerte”. Antes se había formado en el Arenas, primero de jugador de campo y después, cuando se fue el portero, ya bajo palos, con Ager Aketxe, un amigo íntimo que ahora no goza de minutos en los planes de Valverde. Le encanta Víctor Valdés, al que describe como “mi referencia desde chiquitín. Lo que te transmite no lo hace nadie más, seguridad, confianza”. Ser portero siempre marca: “Sí, tenemos una unión entre nosotros y nos tenemos que proteger”. Su sueño versa en “jugar en el Athletic: te puedes parar a pensar cinco minutos al día que qué bonito sería jugar en San Mamés, aunque es muy difícil”. Iraizoz, Herrerín, Kepa y Remiro se lo ponen difícil a cualquiera: “Vaya porteros que tiene el Athletic”, desliza con humildad. Calle le pone a prueba y en las últimas tres jornadas Borja Esteban le ha arrebatado la titularidad en el Deusto, que mantene en tipo en la exigente Tercera División: “Es mucho Borja Esteban, buen portero y buen compañero”, enumera sobre su veterano compañero.