El gran escaparate del relevo generacional pelotazale, la final del Manomanista 2016, consagró este domingo en el Frontón Bizkaia de Miribilla al intratable Iker Irribarria, que destronó a Mikel Urrutikoetxea con un solvente triunfo por (13-22 ) al que no se puede poner 'pero' alguno. Fue mejor de principio a fin.
El casi imberbe Iker, de tan solo 19 años, mostró unas hechuras impropias de su edad y una superioridad absoluta derrotando desde el saque inicial a un Urruti incomodo y con quien ha inaugurado una nueva rivalidad que puede durar mucho tiempo. Muchas caras conocidas, entre ellos la del entrenador del Athletic Club, Ernesto Valverde, los expresidentes Arrate y Aurtenetxe, el alcalde de Bilbao, Juanmari Aburto, o el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, se acercaron a ver un partido que había despertado una expectación tremenda. Con el máximo respeto para los Olaizola, Irujo o Bengoetxea los jóvenes han llegado con fuerza a los partidos estrella y para quedarse. El de Zaratamo, de 27 años, no pudo prolongar de esta manera el idilio que mantenia con las txapelas. Había jugado tres finales y las habia ganado todas: 'manimano', una de Parejas y otra de la 'jaula'. Pero hoy tocó saborear la derrota ante un genio. Iker mezcla potencia con habilidad y una cabeza fría, muy fría, demasiados argumentos para no pensar que estamos ante un caso excepcional de pelotari 'elegido' por los dioses. El de Arama sale como un obús Aprovechó el sorteo del saque para sumar el primer tanto de un choque que pedía sangre y cabeza. Sin cortarse, pese a ser debutante, el guipuzcoano demostraba pronto su talento al acelerar hasta el 1-3 con una buena variedad de registros. Un exceso de vista le hizo comerse una pelota que dio al campeón la opción de rehacerse, pero la zurda del de Arama era un cañón para pegar y un guante para las dejadas y para el saque, colocándose el 2-9 en el marcador con Urruti de recadero en el cuadro 6. El vizcaíno se desesperaba ante la avalancha de un crío que dominaba la final como si llevara jugándolas toda la vida.Un golpe de suerte en forma de escapada permitía frenar la sangría juvenil. Ese tanto más un dos paredes y una dejada al txoko avalaron el 5-9; el txapeldun resurgía, pero un par de regalos sin mucha fe provocaron llegar al 7-11 antes de pedir descanso Apezetxea. No le vino bien a su pupilo ese aire porque regalaba el 8-11 de forma increíble a 7 metros del frontis con Urruti vendido. Pero su madurez recordaba a la de Rafa Nadal. Superó el trance con un dos paredes de libro, con esa zurda digna del tenista de Manacor. El encuentro se puso agonistico Nadie gozaba, llegaban los errores, e Irribarria, sorprendentemente firme, mandaba 10-15 sin permitir un momento de paz al de Zaratamo, que se veía dominado y sin coger el sitio. Él parecía el novato. Nada rodaba como se esperaba. Ya no le quedaba otra que arriesgarlo todo. Un gancho al ancho cortó la tacada rival, tal vez ahí empezó la cercanía de la txapela a poner nervioso al de Arama, que concedió errores para el 13-16, pero Urruti flaqueó de nuevo y se vio 5 abajo otra vez. La alerta roja estaba encendida Como encima el saque empezó a hacer daño el 13-19 -con 3 de ellos con la jugada inicial- dejó a Mikel en la UVI. Cayó luego el tanto 20, siendo superado el campeón por arriba, fue cuando Pablo Berasaluze pidió el último tiempo en busca del milagro. Pero Irribarria tenía una cita con la historia. El 21 fue de artista y el 22 de regalo. La pelota tiene nuevo rey. Dios salve a Irribarria, el campeón más joven de la historia. Un fenómeno.