El asombroso Lagun Onak de Pablo Turrillas, tras noquear por penaltis al Avilés, está dispuesto a hacer historia a base de casta. Se cruza en la segunda eliminatoria del playoff de ascenso al Águilas, verdugo del Balmaseda. "Quiero creer que se puede, que el sueño continúe", lanza el ex técnico de Gernika y Arenas. Iban Urbano ya le ha pasado los oportunos informes para allamar el camino al bravo conjunto de Azpeitia.
"La vida te da algunos momentos inolvidables. Ver el partidazo que hicieron los chavales ante un equipo profesional (Avilés), y sobre todo, con la personalidad que lo hicieron, es para quitarse el sombrero. Era injusto llegar a los penaltis, pero el fútbol tiene esas cosas", explica Turrillas emocionado. Después de 24 penas máximas, pasaron a esta segunda ronda. "Si me alegro por los jugadores, qué decir de los 120 azpeitiarras que viajaron, nos animaron como nunca y vivieron algo que jamás lo van a olvidar. Escucharles cantar Ikusi Mendizaleak y callar a 3.000 personas... Esto nos sirve para seguir convenciéndonos lo que les dije en la charla". El míster del Lagun se refiere a que "si hace 500 años en Amaiur, 100 navarros aguantaron meses ante un ejército de más de 15.000 castellanos, cómo no lo vamos a hacer nosotros ante lo que se nos ponga delante", proclama.
Además, que la SD Leioa se haya mantenido en Segunda B y el ascenso del Zamudio a primeras de cambio deja el futuro del Padura pendiente de ganar su liguilla de segundos de las Preferentes vascas y que el Lagun Onak salve las dos cribas que le restan. Las eliminaciones de Balma y del Bermeo ponen, sin embargo, palos en las ruedas al equipo de Aitor López de Torre, pendiente ahora de la suerte que depare el conjunto guipuzcoano que pilota Pablo Turrillas.