Mañana es el día indicado en el calendario de todos los amantes del cine. La gala de los Óscars, con todo su glamour y expectativas, siempre ha sido objeto de discusión y debate, brindando numerosos momentos únicos y otros algo más "improvisados". Repasamos algunos de esos momentos más polémicos y memorables que han surgido durante los Óscars:
23 de marzo de 2003, día en el que las tropas de Estados Unidos invadieron Irak, y que coincidió con la gala. Al señor Michael Moore se le entregó una estatuilla por su gran documental Bowling for Columbine, y nadie pudo evitar que pronunciara un discurso en contra de Bush y de su política. El actor de comedia Steve Martin bromeó posteriormente sobre la posibilidad de que Moore hubiese acabado en el maletero de su limusina tras ese discurso.
Muchos están de acuerdo en que una de las peores galas fue la del año 89 , no sólo por el bajo carisma de los papeles de Chevy Chase y Rob Lowe como presentadores, sino por la aparición de una extraña actriz interpretando a Blancanieves en un número musical fuera de tono. Lo mejor de todo es que nadie preguntó a Disney sobre el uso del personaje y a los organizados les cayó una buena demanda, que acabo con el despido del productor, Alan Carr.
Siempre es relativo suponer que unas estatuillas son más merecidas que otras, pero existen casos en concreto que chirrían teniendo en cuenta a los candidatos. Es lo que ocurrió con el caso de Kevin Costner al ganar el premio a mejor director con Bailando con Lobos. ¿Un premio que no merecía? ¿Y si comentamos que ese año también estaban nominados Scorcese por Uno de los nuestros y Coppola por El Padrino III? Otro extraño caso fue el de Al Pacino, que ganó el premio a mejor actor por Esencia de mujer y no Eastwood por su gran papel en Sin Perdón. Y eso sin olvidar otro de los casos más extraños: el año en que Shakespeare in love ganó el óscar a mejor película en vez de Salvar al soldado Ryan o La delgada línea roja. Lo mismo con Forrest Gump, que ganó la estatuilla cuando competía con Pulp Fiction.
Año 1974. Estaba de moda eso de reivindicar la paz mundial y otras justicias con desnudos integrales, y el más famoso fue el acto de aparición del periodista Robert Opel durante la propia gala de los Óscars, precisamente en supuesta protesta por la paz mundial. De cualquier forma, su repercusión quedó eclipsada por el comentario del presentador de ese momento, el actor David Niven, que lejos de pedir disculpas por lo sucedido, denunció la actitud de Opel como la de "una persona sin gracia que tenía que recurrir a desnudarse para llamar la atención" y que además "nos ha enseñado sus pequeñeces".
En el 73, Marlon Brando se negó a asistir a la gala para recoger su premio, y envió en su lugar a Sacheen Littlefeather, la presidenta del Comité Nacional por la imagen positiva de los Nativos Americanos. Ella negó que Brando quisiera el premio en señal de protesta por la mala imagen de los indios en el imaginario de Hollywood.
El momento no fue tan polémico como todos los comentarios que llegaron después de la caída de Jennifer Lawrence en la gala de 2013. Al año siguiente, la actriz fingió caerse de nuevo para quitarle hierro al asunto y mostrar su lado más cómico. ¿O se cayó otra vez de verdad?
Nos hemos dejado bastantes en el tintero: La enemistad entre Julia Roberts y la verdadera Erin Brockovitch, Steve Martin anunciando en el 2000 que era gay -supuestamente en broma-, el discurso interminable de Almodovar, o el polémico premio honorífico a Elia Kazan después de saberse que participó en la caza de brujas que el FBI realizó en Hollywood durante la Guerra Fría. Muchos grandes momentos obra de la maravillosa imprevisibilidad humana. Ya sólo queda saber si este año también presenciaremos algún momento fuera de lugar, y en ese caso, quién lo protagonizará. Podría ser cualquier cosa...