Hoy se cumple 20 años de la llegada de La Elegida a la televisión. El 10 de marzo de 1997 se estrenaría en la desaparecida WB Buffy, Cazavampiros, una serie a priori ‘menor’ que terminaría por revolucionar la industria. Para hablar de su relevancia e importancia, en todos los niveles posibles, necesitaría de días y días, pero casi mejor que destaco 4 cosas que le debemos a su existencia.
No nos olvidemos: Buffy, Cazavampiros es una serie ‘teen’ ante todo. Conforme Buffy va creciendo, el tono de la serie va madurando pero eso no quita que en sus orígenes estuviese pensada para un público adolescente. De hecho, si se visionan, sobre todo, sus primeras temporadas se puede ver con claridad cuáles son los temas que se tratan y la intención casi didáctica que hay tras esta elección. La diferencia, a mi parecer, con el resto de series para adolescentes es que no asume que el espectador lo va a rechazar, sino que trata con él con una actitud de tú a tú. No se esfuerza en no ser lo que no es.
Tras esta primera ‘capa’, Buffy, Cazavampiros es una serie de ciencia ficción de corte sobrenatural. Lo interesante no es que sea un tipo de serie así, sino que juega constantemente a hibridarse con otros géneros. Comedia, drama, slasher…se fusionan con la matriz principal, creando un producto complejo y muy satisfactorio de ver. De esta manera, la serie consigue hacerse con un público muy heterogéneo.
Esta mezcla, y su estructura con tramas horizontales y ‘freaks of the weeks’ crearían un modelo que todavía hoy se repite. Desde Supernatural a Teen Wolf, la estela y el legado que crearía La Elegida se mantiene.
Lo genial de Buffy es que, ¡oh!, la chica rubia no es la que tiene que ser rescatada: se sabe valer muy bien por sí misma. Este hecho, en apariencia tan nimio, transformaría la manera de entender la heroicidad femenina en televisión. Buffy es, a su manera, una superheroína clásica de los cómics adaptada para la televisión. Una chica normal, que va al instituto y que de pronto adquiere la responsabilidad de evitar que se acabe el mundo. Si se mira desde el punto de vista más narrativo, Buffy es una heroína clásica más, cuyo ‘viaje’ es bastante predecible…sin embargo, es mucho, mucho más que eso. Su éxito hizo que a las mujeres se nos tuviera un poquito más en cuenta en la pequeña pantalla, al menos en cuanto a protagonismo.
Pero no solo ella. También son importantes Faith o Willow, así como Dawn o Anya. Faith porque es, sin miedo a equivocarme al decirlo, una de las primeras antiheroínas de la pequeña pantalla contemporánea. La otra cara de la moneda de Buffy, la heroína que rechaza su papel porque nadie le dio a elegir en su momento. Ahora nos es muy sencillo disfrutar y simpatizar con personajes como Jessica Jones, pero en una época donde escaseaban las mujeres en la tv, Faith hizo historia a su manera.
Willow supondría una nueva manera de entender al personaje secundario que conocemos como el ‘it guy’. Su evolución pasa a ser más allá que la simple ‘sidekick’ de la heroína, convirtiéndose ella misma en una. Sus hazañas no son espectaculares, ni están repletas de buenas intenciones como Xander, sino que sus tragedias son mucho más humanas. Es la chica que pese a todos los altibajos, sus adicciones, su personalidad y su poder se sobrepone y hace lo correcto.
Buffy Cazavampiros toca temas muy, muy serios. En las primeras temporadas se centra más en aquellos relacionados con la vida en el instituto. Desde la importancia de las apariencias, hasta el acoso escolar, pasando por los riesgos de las ‘modas’ peligrosas o las situaciones que nos marcan para siempre en la vida. Se habla de primeros amores, de la pérdida de la inocencia y de las decisiones que nos hacen ser quienes somos en el futuro. De la pasión por la vida que se tiene a los dieciséis años y de lo complicado que es no saber quién eres continuamente. También se pone sobre la mesa el papel de los adultos en esta etapa vital: los padres que no comprenden a sus hijos, los ausentes, la vulnerabilidad de la mentalidad adolescencia…
A partir de la cuarta, y con el paso de Buffy a la Universidad, la serie toma un recorrido más adulto. Se comienzan a tratar temas ‘tabú’. En la cuarta es la adaptación a una vida diferente, alejada de aquella que se tiene de adolescente. En la quinta es la tragedia, en todos sus niveles, y en la reinvención del término ‘familia’, siendo esta más que una simple unión de sangre. La sexta, para mí mi favorita –rivaliza mucho con la quinta-, es quizá la más oscura y habla de algo tan humano y tan poco tratado en televisión como la depresión. La séptima es una oda al empoderamiento femenino y a la amistad.
Por el camino Whedon introdujo a una de las primeras parejas homosexuales femeninas, siendo el suyo el primer beso gay en abierto en televisión. Marcó un estilo a la hora de entender los episodios ‘especiales’, poniendo de moda los episodios musicales. El miedo al compromiso o las adicciones, así como la toxicidad en las parejas del mismo modo fueron objeto de protagonismo en las tramas. Buffy Cazavampiros ayudó a visibilizar muchísimas realidades, sin perder nunca su estilo ni su sentido del humor.
Antes de que los fans de Expediente X o Star Trek me salten al cuello, lo diré: sí, todo lo que conocemos como ‘fandom’ se lo debemos a estas dos series, pero Buffy Cazavampiros también tiene mucha culpa. Su fanbase se mantiene con el paso de las décadas, pase lo que pase. Han pasado desde el ‘proto-Internet’ hasta la actualidad, discutiendo sobre los detalles de la serie en foros, grupos de Facebook, Tumblr…
Pero además de este grupo de entusiastas, algunos fans son también de inquietudes más bien académicas. Numerosos son los estudios alrededor de la serie, abarcados desde diversos temas: feminismo, ciencia ficción, narrativa, intertextualidad…Estas investigaciones han adquirido el término de ‘Buffy Studies’ y su propagación a lo largo de los años ha supuesto una nueva era en los estudios universitarios. Me atrevería a afirmar que las series, su fenómeno y su relevancia social no serían objetos de investigación tan común actualmente sin que Buffy no hubiese existido.
Estas son algunas de las cosas que creo que influyeron en la tv contemporánea. Podría escribir mucho más –sí, soy de las fans entusiastas- pero no pienso que se desee leer tanto, así que lanzo la pregunta. Y tú, ¿qué considera que le debemos a Buffy Cazavampiros?