La confirmación era cuestión de tiempo. Los rumores existían desde hace semanas, pero ninguna de las dos partes quería decir palabra, no obstante, en juego estaba el futuro de la industria cinematográfica estadounidense. Al final todo se ha saldado como se esperaba. Disney ha absorbido 20th Century Fox por una cifra vertiginosa, la cual estoy segura sacará hasta el triple de beneficios.
En un sistema capitalista como es el nuestro, el movimiento de Disney ha sido pura lógica comercial. Si las empresas pequeñas o start-ups son compradas por las empresas más grandes, ¿cómo no va a comprar una mega empresa a otra? Sucedió con Youtube no hace mucho, cuando fue absorbida por Google. También les pasó a Reebook, SEAT, e incluso a la Sexta y Cuatro. No tiene nada de extraordinario…solo que sí.
La compra de Fox por parte de Disney tiene más implicaciones de lo que nos atreveríamos a pensar en un primer momento. En primer lugar, la compañía del ratón se convierte en una de las principales empresas de entretenimiento cinematográfico/televisivo, cuya presencia en todos los sectores de dicha industria es incontestable. Actualmente pocas -por no atreverme a decir ninguna- le puede hacer sombra. Solo entre noviembre y diciembre han dominado la taquilla: primero con Thor: Ragnarok, después con Coco y ahora con Los Últimos Jedi. Sí, por supuesto que han existido películas que se han acercado a ese número uno, películas con menos copias que han liderado su franja…pero en general, Disney es quien lleva la voz cantante.
Esta situación provoca un interrogante, ¿llegará Disney a ser un monopolio? Dentro de las grandes majors Paramount sigue sin encontrar estabilidad, Sony lleva dando bandazos desde el escándalo de sus filtraciones y Universal se agarra a cualquier fórmula que le funcione, con notables excepciones. Warner pelea por llevarse al menos al público del cine de superhéroes pero La Liga de la Justicia ha demostrado que tampoco es que su propuesta haya sido muy bien aceptada. En animación Dreamworks, Laika o Illumination (Universal) todavía siguen guerreando y colándose entre el público infantojuvenil, pero su nivel de producción no se acerca ni de lejos a la maquinaria creativa de Disney. ¿Se llegará a un punto en el que al público ya no le interese nada que no tenga el sello de Disney? Esto es un desarrollo curioso.
Cuando Disney compró Marvel, las primeras reacciones fueron “preparaos para ver películas de superhéroes made in Disney” de manera peyorativa. Lo mismo ocurrió con Star Wars. Ahora, sin embargo, la fanbase de ambos proyectos se ha visto incrementada. El nuevo público alaba las películas de las dos sagas y, por lo general, suele estar contento con la dirección que están teniendo. Se ha pasado de que algo Disney sea edulcorado a que se considere de calidad. A nivel de relaciones públicas, el trabajo de re-branding ha sido espectacular.
Si esto fuera así, ¿cómo de malo sería un cine de entretenimiento infantil y juvenil hecho de calidad Disney únicamente? Malo. Muy malo. Como dice el dicho: en la variedad está el gusto. A nivel creativo, que todo pase por un filtro único hace que la misma creatividad se muera por el camino. Para verlo de forma más sencilla, toda la polémica que existe alrededor de la libertad de los directores que trabajan para Marvel Studios o incluso Star Wars. Desde Whedon, pasando por Wright y, más recientemente, Lord y Miller. Desavenencias, problemas a la hora de visionar los proyectos…Esto a gran escala podría acabar por implosionar. Y no sería la primera vez en la historia del cine. Hollywood no fue más que un sitio donde los talentos de la primera época dorada de la industria podían ir a rodar, huyendo del control de Edison.
Esta visión es muy catastrofista, lo reconozco, pero todavía se puede ir más allá. Pensemos en el problema del discurso único. Se nos olvida que, al igual que ocurre en nuestro país, en Estados Unidos también hay grupos de comunicación. El de Disney es uno de los más inmensos, poseyendo canales de entretenimiento e incluso de noticias. ¿Qué pasaría si todo lo que se consumirá a nivel audiovisual estuviera mandado por una sola empresa?
Lo que consumimos y nos gusta nos define, nos ayuda a conectar con el resto y, lo más importante, nos construye nuestra percepción de la realidad. Se trata de un procedimiento cognitivo bastante sencillo. Es la base de series como Stranger Things o películas como Ready Player One. Yendo un poco más allá, además de tener ese efecto emocional, lo que consumimos a nivel cultural forman también los cimientos de algunos de nuestros valores. Toda historia cuenta -o debería contar- con algunos valores básicos, independientemente de si los consideramos buenos o malos. Hay películas con las que no comulgamos porque su mensaje nos parece hiriente, indiferente, absurdo o sencillamente malo. Hay otras que abrazamos como nuestras y que, inconscientemente, las aplicamos en nuestro día a día.
La multiplicidad de estos discursos, variados y diferentes, generan formas de ver el mundo. La persona que ve LaSexta y la persona que ve Intereconomía se consideran en polos opuestos ideológicamente hablando. Dos discuros, dos visiones. Pero, ¿qué pasaría si solo hubiera uno? Es en este punto crítico donde las consecuencias de la compra de medios masivos por parte de Disney deben ser tomada con precaución. Si todo está controlado por una sola visión, ¿no sería perjudicial? Incluso aunque fuera la mejor del mundo.
Esto que parece pura especulación podría darse en un futuro cercano.