Call me by your name es una de esas historias que atrapan, te envuelven en un ambiente prácticamente sacado de la literatura y te transporta a una época, temporal pero también vital. Es considerada la tercera entrega de la ‘trilogía del deseo’ de su director, Luca Guadagnino, siendo Io sono l’amore y Bigger Splash sus predecesoras.
Call me by your name se nutre de las influencias y el corte estilístico de ambas para crear una obra preciosista, cargada de pasión en cada fotograma. Porque sí, la película nos narra la historia de amor de Elio y Oliver durante un verano en un rincón de Italia, pero además es una oda al deseo y al amor pasional que solo se vive una vez en la vida, así como también un canto a la libertad que te otorga la juventud.
Rodada en 35 mm, Call me by your name tiene todos los elementos del cine italiano más puro y añejo. Los referentes de Guadagnino son fácilmente reconocibles, y por ello tremendamente disfrutables. Uno de sus puntos fuertes son sus protagonistas, Timothée Chalamet -Elio- y Armie Hammer -Oliver-, quienes hacen un trabajo repleto de química y entendimiento.
El único punto flaco es, desde mi punto de vista, el guion. En ocasiones da cosas por sentado, reclamando mucha más atención por parte del espectador de lo que debería. Al estar enfocado en Elio, muchas de las cosas que hace o dice Oliver no son tomadas demasiado en cuenta y eso despista. Se intenta salvar hacia el final de la cinta con una conversación entre ambos, pero aun así me sigue pareciendo un recurso a la desesperada.
Mejor película: de todos los Oscar a los que opta, tal y como yo lo veo este es el que tiene más posibilidades. Compite con auténticos pesos pesados, siendo una película de corte intimista que se aleja de la tendencia artificiosa por la que Hollywood ha ido apostando en los últimos años, y aun así la veo firme candidata. Todas las reminiscencias al cine italiano más mítico -hay planos que bien podrían pertenecer a la filmografía de Visconti o Rossellini-, el uso excepcional de la música y una fotografía muy plástica son puntos a su favor. Guadagnino consigue que el deseo traspase la pantalla, optando por la sensualidad y la erótica más poética. En contra, tiene uno de los argumentos más vacíos y dolorosos: el año pasado ganó Moonlight. A mí me gustaría que esto no fuese un condicionante, pero siendo realista me temo que la Academia no repetirá hazaña. Ojalá el buen cine que es Call me by your name supere este prejuicio y deje de ser extraño que una película cuya historia romántica central sea homosexual pueda ganar un gran premio.
Actor principal: Timothée Chalamet es el chico de moda en Hollywood, y no es para menos. Aparece en dos de las películas nominadas, la presente y Lady Bird, posee una nominación a mejor actor y su carrera prácticamente acaba de empezar. Su físico rememora a las estrellas de la Nouvelle Vague, algo esencial para comprender por qué su elección como protagonista es una de las mejores decisiones en el filme. Chalamet parece un actor de los de antes, no solo por el aspecto sino por la interpretación que realiza en la película. El carácter retraído e introspectivo de Elio bien podría haber sido un hándicap, pero no en su caso. Los gestos, los silencios y las miradas de las que hace uso el actor dotan a Elio de una vulnerabilidad profundamente real. Ésta contrasta con la vitalidad que adquiere el personaje cuando se encuentra con Oliver, logrando captar a la perfección el espíritu enamorado de un adolescente. Si no estuviese Daniel Day Lewis, quizá Chalamet podría llevárselo sin problemas.
Mejor guion adaptado: la competencia en esta categoría no es tan dura como en el resto. Quizá sus rivales más fuertes son Scott Neustadter & Michael H. Weber por The Disaster Artist, pero tras lo ocurrido con James Franco, director/protagonista/productor de la cinta, durante estos meses, seguramente la Academia se quiera desmarcar de (más) problemas. Competencia aparte, el guion de Call me by your name adapta la novela de una forma que es inevitable darse cuenta de que la historia proviene de otro medio. Desconozco la obra literaria, por lo que no puedo afirmar si se trata de una reproducción fiel a lo original o no. Como obra independiente, me parece que es el aspecto más flojo del conjunto de la cinta, pese a que es el Oscar que creo que más posibilidades tiene de conseguir.
Mejor canción original: Sujfan Stevens realiza un tema precioso que reúne toda la esencia de la película en poco más 4 minutos. Fiel a su estilo, la canción encaja perfectamente en el tono musical en el que se mueve la película a pesar de su corte contemporáneo. De las nominadas, me parece la única capaz de competir con "This is me" de El gran showman, la gran favorita.