Crítica: No Confíes en Nadie

Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong protagonizan No confíes en nadie, una película sobre la que se podrían tener ciertas expectativas pese a su tono de falso thriller y una sinopsis que podría ser resuelta en apenas pocos minutos. No hay nada de certero en una película que se va volviendo más y más evidente, cuando los personajes ya no dan más de sí y el giro del metraje se convierte en el único momento en que, congratulándose por ello, uno se da cuenta de que ha acertado en todo lo que iba a suceder.

Hay poco espacio a la sorpresa. Y eso es algo imperdonable en este género, tan dado a la intriga, al juego con el espectador y saltándose necesariamente la terrible sensación de la evidencia. Rowan Joffé no acierta a medir los tiempos y la película se le escapa de las manos. Ni el evidente esfuerzo de sus protagonistas por mantener a flote sus papeles consigue convencer de que No confíes en nadie sea una película que merezca la pena.