La última película de Matthew Warchus ahonda, de manera documentada y con una exquisitez sólo propia de los británicos, en el conflicto que paralizó la economía de Gran Bretaña cuando los mineros del país decidieron ponerse en huelga frente a las medidas adoptadas por la entonces primera ministra Margaret Thatcher.
Warchus apela al sentimiento de unión, dador de fortaleza para dos colectivos dispares en sus ideologías pero con una lucha común: la consecución de sus derechos como grupo social. En Pride se analiza la capacidad del ser humano para, aunque sea de manera un tanto edulcorada, ayudar al prójimo en la medida de lo posible. Estos avances sociales, la capacidad de cohesión, hicieron que pocos años después, el Parlamento se plantease y aprobase por primera vez los derechos de los homosexuales en Gran Bretaña.
Pese a la derrota de los mineros en aquella huelga, Pride intenta efectuar un ejercicio de justicia histórica con aquellos que pelearon hasta el último minuto con lo peor de aquel tiempo. El espíritu de lucha debe seguir vivo y la única forma de conseguir que desde las altas esferas se escuche y respete al pueblo es la unidad.