Cuando los productores se empeñan en rizar los rizos hasta límites insospechados, la sensación de hartazgo invade a cualquier espectador avezado que intente buscar nuevas fórmulas para disfrutar y, de paso, ver historias nuevas que hagan reflexionar sobre el estado actual del cine en Hollywood. Pero continuamente, no se hacen más que secuelas que parecen más bien productos fabricados en serie sin alma ni conciencia de a dónde quieren ir ni por qué.
John Madden vuelve a reunir a este ejército de amables “abueletes” para intentar transmitir que la vida no se termina cuando uno se hace mayor. La vitalidad es el mejor arma contra cualquier depresión, desánimo, desaire y rendición ante la última etapa del ciclo natural. Judi Dench, Maggie Smith, Bill Nighy, Richard Gere o Penelope Wilton vuelven a poner sobre el tapete la necesidad de seguir avanzando en el camino de la vida por muchos años que se tengan a las espaldas.
El nuevo exótico hotel Marigold, pese a terminar de hartar gracias al cada vez más sobreactuado Dev Patel, culmina con un mensaje positivo, simpático y, por momentos, entretenido.