Adiós es la última película del director sevillano Paco Cabezas. Llega a los cines el próximo viernes 22 de noviembre, pero algunos afortunados, como yo, ya la hemos podido disfrutar gracias a que fue la elegida para clausurar el Festival de Cine Europeo de Sevilla. En una presentación donde reinó la emoción y la ilusión que se ve que el equipo le tiene al proyecto, Adiós se proyectó en Lope de Vega dejando al público sin aliento. Porque sí, la cinta de Paco Cabezas es un thriller intenso en el que cada minuto está pensado para dejarte con la respiración entrecortada.
La premisa es sencilla: Juan Santos sale de la cárcel con un permiso de un par de días para ir a la comunión de su hija, Estrella. Tras la celebración, un coche arrolla en el vehículo en el que regresan a casa, dando como resultado el fallecimiento de la pequeña. A partir de entonces, Juan se obsesionará con la búsqueda de los responsables del coche desenterrando de paso toda una trama de corrupción, favores y peligrosas rivalidades. En contraparte a Juan -Mario Casas- tenemos a Eli -Ruth Díaz, una policía algo idealista dispuesta a ayudarle.
Contada en tres actos, la película se vertebra en dos ideas, la de la justicia y la venganza, representadas en los personajes de Eli y Juan. Poco a poco las líneas que separan una idea de otra se irán entrelazando, haciendo que la película sea cada vez un poco más oscura y con ello, la moralidad de sus personajes.
La distorsión de estas ideas, o más bien su perversión, los terminan por acercar al abismo. Lo interesante de lo que plantea reside, no obstante, en la familia como concepto de liberación y opresión. ¿Quién sufre los pecados del padre? Es lo que parece preguntarse a cada minuto.
Sin querer entrar en más detalles, solo puedo decir que el trabajo de guion me parece muy sólido a excepción de Eli. Su conflicto principal se intuye, pero no se aclara quedándose un poco flojo respecto a la fuerza del resto de personajes.
Y es que son estos los que dan entrañas a la historia. A pesar del típico cliché de las familias de narcos, lo cierto es que el cómo están dibujados y cómo son sus relaciones los hacen sumamente interesante.
Personalmente, yo destacaría a Juan Santos, con un Mario Casas muy acertado, muy físico en su interpretación y muy auténtico en los momentos más emocionales. Chirría, como era de esperar, su acento, pero se nota el trabajo y el respeto por conseguirlo y ser veraz. La secuencia en la que se abraza a su madre se te queda grabada en la retina durante días.
Es precisamente su madre, interpretada por Mona Martínez, el más llamativo y poderoso de los personajes. Matriarca de la familia Santos, nadie tose a María ni mucho menos mira mal a sus hijos. Todas sus secuencias exudan dignidad, pero una dignidad muy concreta. Es de esas que la vida y los palos otorgan a las mujeres que aceptan el mal camino porque es lo que les queda y aprenden a ser las peores por pura supervivencia. Su aspecto lorquiano y su actitud al más puro estilo Tarantino hacen de ella una genialidad.
La otra madre de la película es Triana, a quien le da vida Natalia de Molina. Su trabajo es uno de los más destacables de todos cuanto ha interpretado, quizá por ser uno tan desgarrador. El reflejo de su dolor, de su rabia y de su impotencia está repleto de verdad. Ella protagoniza el otro gran plano que es imposible de olvidar, uno en el que su rostro parece el de una dolorosa de las que caminan por Sevilla cada Semana Santa. Es un momento de una belleza inexplicable en el que Natalia demuestra todo el talento que tiene, aguantando un primerísimo primer plano en el que no flaquea ni un segundo.
Por último, no quería dejar atrás el escenario en el que se mueve la película. Las 3000 están representadas con mucho respeto, en ocasiones demasiado ya que me falta un poquito más de identidad. Los actores no sevillanos le restan esa seña que debería tener; por mucho que en Adiós se oiga acento andaluz, no suena a andaluz. Sin embargo, si se compara esta película con todas las que se han hecho sobre el barrio, sí que gana en cuanto a lo que se nos cuenta. No se mete en la discriminación ni problemáticas, solo se limita a presentarnos el ambiente en el que se mueve la historia y nos da indicios acerca de los por qué se vive así.
En resumen, Adiós es una película disfrutable, un thriller con espíritu que consigue conmover y poner tenso al espectador. Se trata, además, de uno de los mejores trabajos de su director, quien consigue hibridar el drama con la acción de manera extraordinaria. Si tenéis oportunidad, no dejéis de acercaros al cin