Tras la gran expectación en el anterior capítulo de Gotham creada por la aparición de uno de los personajes mas relevantes de la historia de Batman, llegaba uno que debido su título iba a generar aun mas controversia, pero que finalmente, se quedaría en eso a la espera de próximos capítulos.
Por otro lado, continuan las respectivas odiseas del Pingüino y Fish Mooney.
El primero de ellos sigue con la amenaza constante de Don Maroni, quien de momento no puede tocarle debido a la influencia de Don Falcone, pero a quien si le hará la vida imposible hundiéndole el negocio, que es lo único que le mantiene con vida. Por suerte, o quizá no, contará con la inestimable ayuda de Butch, quien fuera mano derecha de Mooney.
Es cierto que el capítulo de la semana pasada fue quizá el mejor de lo que llevamos de serie, es cierto que los que conocen los orígenes de Capucha Roja se hicieron muchas ilusiones, pero sin tener en cuenta este handicap, este capítulo no ha sido lo que muchos deseaban. Aun así, dos actos de su recta final le volvieron a dar vida y de qué manera.
En primer lugar, el antiguo compañero de Alfred no es otro que un "sicario/espía" contratado por la propia Wayne Enterprises, los cuales fueron amenazados por el joven Bruce en el último capítulo acusados de corrupción, y quienes no están dispuestos a que la compañía caiga en manos de un niño, por lo que recurrirán a cualquier medida posible, como el intento de asesinato de la única persona que le queda.
Y para finalizar, volveremos al quid de la cuestión, la capucha roja, ya que el último golpe de la banda será interrumpido por la policía de Gotham, quedando esta en el olvido y siendo recogida por un niño. La pregunta es: tras pasar por tantas manos, ¿llegará algún día a las de su legitimo dueño?