Sirenas de ambulancias y policía, una carretera colapsada de coches y personas que se agolpan en torno a un accidente de tráfico, y en él, un joven tendido en el suelo. Los productos radioactivos de un camión que los cargaba envuelto en el accidente le quema los ojos. Y un preocupado Jack Murdock intenta tranquilizar al joven, a su hijo, Matt. Sin preludios, sin miramientos, así comenzaba y por todo lo alto la primera de las series Marvel en Netflix, cuyo estreno se produjo el pasado viernes. Daba comienzo las aventuras del justiciero de la cocina del infierno, Daredevil.
Tras la magnifica presentación llegaría otra de las escenas clásicas de Daredevil, con un ya adulto Matt (Charlie Cox) confesándose ante su párroco, en un imponente discurso hablando de los demonios de la familia Murdock, y pidiendo perdón por aquello que estaría a punto de hacer. En tan solo cinco minutos, se habían coronado como una de las mayores series basadas en el universo del cómic.
Nelson & Murdock sacarían a la luz esos archivos, devolviendo su vida a Karen quien, tras ver como se ha hundido su vida laboral y personal, es contratada como secretaria (labor que desempeñaba anteriormente) por los jóvenes abogados.
Así concluía el episodio piloto. Una presentación insuperable, con unas escenas de combates espectaculares y con la guinda de unos títulos de crédito sencillamente perfectos. Una serie que todos aquellos amantes del mundo del cómic, o de la buena acción, deberían comenzar a ver, con la ventaja de que desde el mismo viernes, disponen de los trece episodios de los que se compone esta serie.
Como apunte, fantástico a la par que sutil el guiño a Los Vengadores, cuyos hechos se encuentran cronológicamente justo antes de Daredevil.