*este escrito contiene spoilers*
El segundo episodio de la séptima temporada de Juego de tronos (2011-) está lleno de diálogo. No es algo nuevo en la serie, por supuesto, pero éste está particularmente cargado de conversaciones, casi como si los guionistas quisieran quitarse de encima gran parte de las cábalas que los personajes tienen que hacerse en una única entrega, para que el resto vengan con acciones más trepidantes. Pero eso no quiere decir que aquí no pasen cosas, porque el capítulo está repleto de acontecimientos que tocan a muchos de los personajes. Y también hay algunas bajas por el camino y reencuentros inesperados.
Si en el arranque de temporada la escena de apertura fue la más comentada y celebrada, aquí será la de cierre del capítulo. Si tras 45 minutos de charlas ya el espectador asumía que en 'Stormborn' predominaba la palabra, el guionista Bryan Cogman se saca de la manga un abordaje espectacular, con abultada colección de cadáveres y deja claro que Daenerys no es la única que tiene poder en esta batalla. Juego de tronos ha jugado con nosotros un poco en este capítulo, porque primero pone en boca de varios personajes nuestro pensamiento respecto a la Madre de Dragones (¿por qué no usa a sus criaturas para arrasar con Desembarco del Rey directamente?) y luego procede a desgranar los argumentos que explican el problema de esa táctica. A destacar la escena en que Daenerys cuestiona la fidelidad de Varys, ya que contiene una gran lección sobre la diferencia entre dictadura y liderazgo.
La importancia de lo que se oye
El espectador es el único que sabe todo sobre los personajes de Juego de tronos, ya que entre ellos muchos no se conocen y no pueden sino fiarse de lo que oyen, de terceros que cuentan indirectamente o de las leyendas que se crean alrededor de ciertos nombres (no es baladí lo que Ebrose le cuenta a Sam sobre el escritor que se inventa la mitad de las batallas). En 'Stormborn' eso se hace palpable como nunca, ya que la fama Targaryen y Lannister pesan en la toma de decisiones, y se usan como armas de convicción -Cersei con los Tarly- o como advertencia cargada de miedo. La visita de Melisandre cambia radicalmente cuando su nombre evoca a Varys alianzas pasadas, e incluso Arya en su reencuentro obtiene una información inesperada que le hace reconfigurar sus planes.
Dentro de tantas conversaciones, el momento más humano del episodio lo pusieron Missandei y Gusano Gris, que consuman su atracción tras varias temporadas de tensión sexual, en una escena hermosa y sensible que bien podría ser su último encuentro. Y el punto más extremo del capítulo -que parece que tiene que haber uno siempre en Juego de tronos- lo ponen Jorah y Sam, que tratan de curar la psoriagrís del primero en una escena difícil de ver.
¿Qué nos deja 'Stormborn' para reflexionar hasta el próximo domingo?
Es una lección de que en Juego de tronos es complicado hacer predicciones, porque sus responsables pueden darle la vuelta a la situación en cualquier momento. Si uno pensaba en la posible importancia de Dorne en la batalla, ha tachado eso de la lista. Si quería ver una etapa más de la venganza de Arya, se descoloca al saber que va a Invernalia. Si alguien se pregunta por qué Bran no ha llegado todavía a hablar con Jon... habrá que esperar al siguiente episodio.