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[Review] 8x03: La larga noche

Periodista. Sevillano, cinéfilo y retrogamer.

El espejo por el que miramos en una de las batallas más épicas jamás grabadas en la historia de la televisión es el juego de sombras, la lluvia helada, los compases finales de Djawadi tras ese piano y una dirección asombrosa que corta por la mitad la octava temporada con el 8x03 de Juego de Tronos, un caos traspasado a cada plano que solo Melisandre sabía controlar y que necesita tantas respuestas como soldados caídos en Invernalia.

Podría hablar de muchas cosas, de la quietud previa a la avalancha de los Dothraki, del Fantasma en primera línea de fuego, del destrozo de la casa Mormont o de la previsión que aquí hicimos de la cripta, pero lo primero que se me ocurre es cómo se va a afrontar una segunda batalla ante Cersei sin ejército...pues con todos los protagonistas.

Weiss y Benioff han elevado a los altares a Arya un episodio más y con Melisandre y su Valar Morghulis como invitados de lujo, han dejado vivos a todos los grandes protagonistas para cuatro horas que nos quedan de serie...pero eh, eso no es una review, es un grito de dolor después de las puñaladas recibidas en este 8x03.

Como ya hizo en la batalla de los bastardos, Miguel Sapochnik crea un universo propio en estos 80 minutos en los que la luz es protagonista en cada plano, ya sea a ras de suelo, en los ojos de un gigante, en la daga de Sansa o en la maña de Arya.

Excesivamente bien le ha salido la batalla contra la muerte a Invernalia, muchas estrellas que mantener para el cierre de la serie y varias despedidas por la puerta grande, pero nada como los últimos 15 minutos.

Desde que ese piano rompe el silencio en la cripta entre Tyrion y Sansa, el olor a muerte se apodera del silencio en cada escena y da la sensación de que todos pueden morir. Queda en un segundo plano el dónde estará Rhaegal, los planes de Bran o el imposible de Theon, solo cabe la muerte.

Personalmente no me termina de convencer la pelea en el aire. La batalla de los dragones me parecía lejos de la estética de la serie y sólo conseguía gritar con cada destello azul de aquel al que antes llamaban Viserion, pero ver a Jon en las nubes a punto de morir sin tocar una espada bloqueaba mi imaginación.

En eso sí me han sorprendido, a mi y creo que a muchos espectadores. Martin o bien Benioff y Weiss, han sabido jugar con el filo de la navaja hasta el plano final y plantean una resurrección terrorífica que deja planos vacíos como los de la joven Mormont de ojos azules, pero que no dejan de elevarte al hype de una guerra mayor.

Pero en tanta desidia, derrota y dolor, la noche de los dragones quedó para la sencillez de la maña, para el golpe de viento de ese caminante blanco que nota el susurro de Arya, ese imaginario "por la izquierda" que apenas comprende el Rey de la noche, un cierre mantenido a la altura de una de las batallas más épicas jamás vistas en televisión.

Quizás necesitemos entender más ese viaje de Bran, por qué Rhaegal vive cuando se nos muestra desaparecido, por qué Jon decide luchar sobre un dragón sin que haya montado más de cinco minutos en uno o por qué se ha jugado la baza fácil de aguantar a todos los protas ante Cersei, pero hay más allá de eso.

Hay valentía en matar a todo un ejército sin el que no se puede construir una batalla final de la que poco sabemos en cuanto a rodaje, de la inseguridad de esa muerte que se palpa en cada segundo del episodio, de la habilidad para gestionar la vida y la muerte con una banda sonora, una pos-producción de escándalo y un montaje de millones de horas.

Eso sí, o tienen guardada la mayor sorpresa hasta la fecha o no podré permitirles nunca el haber construido de la nada un personaje que no está en los libros para no permitirle siquiera sacar la espada, porque se le podría haber matado de mil maneras, pero que ni siquiera haya interaccionado con Bran o sacado su espada, es algo que difícilmente se les puede perdonar.

La semana será larga y dará para hacernos miles de preguntas, pero el episodio está para volver a darle al play, disfrutarlo a partes iguales y rebosar hasta volver a encontrar a Arya en ese penúltimo plano frente a su hermano. Deme más, HBO, que solo tres capítulos se quedan cortos para la guerra entre el Fuego y las capas doradas.

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