Crisis y ansiedad son, por desgracia las palabras de moda en el entorno del Valencia CF, que parece más la consulta de un psiquiatra que el ecosistema en el que se mueve un club de fútbol. La crisis del Valencia CF ha sustituido a términos como dinámicas, sensaciones, malas rachas y buena (o mala) suerte. Son estos, desde luego, palabras que se quedan cortas para explicar un fenómeno que es, cuanto menos, extraño.
Si el Valencia CF está en crisis, bendita sea por los diez puntos que lleva acumulados. STOP. No me tachen de conformista, simplemente resalto un dato que es cuanto menos curioso: el Valencia sólo ha ganado un partido, pero también solo ha perdido uno.
Marcelino y sus jugadores están rindiendo por debajo del nivel que tienen y, sobre todo, por debajo del nivel esperado. Por eso, en el ambiente lo que hay es rabia, frustración e impotencia.
Cosa bien distinta es si el equipo está respondiendo a las expectativas creadas. Ahí la respuesta es clara: evidentemente Marcelino y sus jugadores están rindiendo por debajo del nivel que tienen y, sobre todo, por debajo del nivel de esperado. Por eso, en el ambiente lo que hay es rabia, frustración e impotencia y las palabras de Marcelino: "Un equipo en crisis no compite como hoy el Valencia", se cogen por donde no tocan. El equipo está mal, pero no está hundido. El equipo merece más puntos en el cómputo global, pero tampoco jugó bien en San Mamés -para mi empate justo-.
Nunca he visto a un Valencia CF tan extraño. Las estadísticas dicen que sólo desde el año de la riada el equipo tuvo un inicio tan desconcertante -no ganó ni un partido en diez jornadas-. He visto equipos del Valencia que iban mal (el de Valdano, el de Ayestarán) y otros, como el de Benítez, que iban bien, aunque les costaba sacar los puntos en algunas fases de la Liga; pero nunca me encontré con un equipo como este: que parece que se ha olvidado de ganar.
Los legos en la materia, incluyo a Paulista, hablamos de ansiedad. Si bien es cierto, estoy convencido, creo que como ellos, que no se les ha olvidado jugar al fútbol y marcar goles. Por eso, el sentido común -quizá el menos común de los sentidos- dicta que la prudencia y la calma es el mejor remedio para estos casos. Desde luego, el Valencia camina en la actualidad al filo del precipicio, por una delgada línea que separa la intranquilidad de la preocupación, la ansiedad de la locura. Por eso, justo ahora, es cuando más frío hay que ser. Yo sigo creyendo en este equipo. Sigo creyendo que el Valencia ganará y empezará a sumar de tres en tres. ¿Que es más una cuestión de fe que de otra cosa?, pues puede ser.
No puedo acabar sin acordarme de Paco Rius, que nos ha dejado este domingo de forma repentina. Seguro que con él habría comentado esta semana que qué le pasa al Valencia y me habría contado obra y milagros de los canteranos que presumiblemente irán con el equipo en la Copa.
Valencianista de pro, defensor a ultranza de la Academia del Valencia CF, gran conocedor y amante del fútbol base del conjunto de Mestalla, presidente de la peña Juan Mata, buen amigo, Paco era sobre todo una persona de las que valía mucho la pena. Mi más sentido pésame para la familia y sus amigos. Deja un hueco muy grande, pero su legado y su amor por la cantera seguirá vivo porque ha calado en nuestros corazones.
Esta es la última foto que cedió amablemente a ElDesmarque Valencia. Gracias y hasta siempre Paco. No te olvidaré. DEP.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia