Youssef En-Nesyri ya es historia en el Sevilla. Historia en términos pasados, porque en términos de récord, el nuevo jugador del Fenerbahce lo es desde hace meses. El marroquí se marcha tras 196 encuentros disputados, 73 goles anotados, dos títulos de la Europa League y, si me lo permiten, dos salvaciones en LALIGA EA Sports. El ahora pupilo de José Mourinho, a diferencia de otros tantos, nunca se sintió cómodo ante los micrófonos, pero tampoco lo necesitó para demostrar la verdadera realidad, el verdadero cariño, la verdadera profesionalidad, en el Sánchez-Pizjuán.
El décimo máximo goleador en toda la historia del Sevilla. Se dice pronto. Se dice, porque no se hace tan rápido, menos cuando eres uno de esos delanteros que no importa lo que hagas, no importa cuanto hagas, que siempre parecerás insuficiente. Ese fue En-Nesyri, un tipo tan peculiar, tan extraño, tan querido en el Sánchez-Pizjuán como tan criticado por su propia afición.
Su adiós, todo sea dicho, parecía inevitable, pero su adiós no hace más que confirmar el tipo que es Youssef. Pudo marcharse a la Premier League (le ofrecían lo más grande) y el tipo, que no se sentía demasiado atraído por el nublado londinense, siempre fue claro: el Sevilla me necesita. Y tanto.
En-Nesyri, mientras otros se dedicaban a grabar documentales o a rajar de sus excompañeros desde su retiro dorado, se echó el equipo a la espalda en la 22/23, anotando además goles decisivos ante United y Juventus en la Europa League, y volvió a hacer algo semejante este último curso, cuando acabó incluso peleando por el pichichi.
El delantero marroquí, a menos que cambie radicalmente su manera de ser en apenas unas horas, se marchará de Sevilla tal y como llegó. Con algo más de 20 kilos en su mochila de traspasos y en absoluto silencio.
El atacante lloró (sus lágrimas tras la Supercopa de Europa son imposibles de borrar), saltó -miles de veces, normalmente más que nadie-, celebró -muchísimas-, peleó, presionó y se lo dejó todo por un escudo que, con permiso de su afición, acabó besando.
En-Nesyri no necesitó documental, ni cámaras, ni micrófonos para descubrirle la verdad al Sevilla, al sevillista: no importaba el entrenador, ni el presidente, ni el director deportivo. Todos apostaban por él, todos le querían a él. Por algo sería.
Parece mentira como hay gente que destaca en cualquier medio sin que en realidad sea su mayor virtud, aquí Nesiry ha labrado una fantástica vida deportiva y amasado una enorme fortuna dedicándose a algo en lo en realidad es un negado el Foot-ball. Pie y balón, algo que nunca entendió.
Por eso a uno se le quiere y al otro no.Por eso por uno pagan y por el otro hay que pagar para que se vaya.Por eso uno jugaba con todos los entrenadores y el otro con ninguno .Ahí lo llevas Rafita.
No tiene precio tener un jugador así. Leyenda.
Es uno de los jugadores que dejan huella. Buenas persona, buen deportista y un gran sr. Del área. Si no fuera por la directiva basura que tenemos este hombre sería un pilar indiscutible