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Las últimas veces en Sevilla

Imagen de la grada de Gol Norte en el entrenamiento previo al derbi (Foto: Pepe Jiménez).
Periodista especializado en Sevilla FC y Betis.

Sevilla, perdonen el egocentrismo, no es una ciudad cualquiera. No intenten comparar, ni mucho menos menospreciar, los sevillanos se quieren, se cuidan y se tratan tal y como son. Hablar de Sevilla es hablar de una ciudad pequeña con aires de grandeza, de una ciudad a la que no le importa molestar, llamar a tu puerta y decir 'aquí estoy'; pero también es una ciudad de costumbres, de sentimientos e historias que (casi) nadie puede entender. Las últimas veces en Sevilla son especiales -insisto, perdonen el egocentrismo-, y la de Jesús Navas en un derbi, será tan especial que es casi complicado imaginar.

Son 27 días, tardes o noches. Jesús Navas, sin contar los que jugó en cantera, los ha vivido a todas horas, de todos los colores y con todas las historias. El de Los Palacios acumula 27 derbis disputados y si este domingo juega un solo minuto, se convertirá en el futbolista con más encuentros jugados entre Sevilla y Real Betis, entre Real Betis y Sevilla. Se dice pronto.

Lo haría, además, con una única sesión con el grupo (y fue la realizada en el Sánchez-Pizjuán, con público, y con ejercicios de baja intensidad), lo haría, además, con una cadera magullada, excesivamente debilitada, y lo haría -a buen seguro-, además, apretando los dientes y con media lágrima en sus ojos.

Jesús Navas celebra la victoria ante el Valladolid (Foto: Kiko Hurtado).

Porque Jesús es así. Es capaz de romper a llorar justo tras ganar la EURO con España y es capaz de tener las mismas lágrimas tras anotar un tanto y darle tres punto al Sevilla al Getafe. Sevilla es así, sentimental, muy suya. Entiéndame cuando digo que esta ciudad no es como otra cualquiera.

Muchos, si Jesús Navas acaba entre lágrimas, sea tras una victoria o una derrota, no lo entenderán. Algunos incluso se atreverán a reirse, a bromear o ridiculizar ese sentimiento, así lo hacen cuando ven a un Hermano entre lágrimas tras ver a su Virgen o a su Cristo, o cuando ven a alguien derrarmar algún llanto en una caseta de Feria al recordar los ratos que pasó junto a un ser querido. Así son las últimas veces en Sevilla.

¿La suerte de Sevilla? No pide comprensión, no pide, seguramente, ni respeto, simplemente libertad para mostrarse tal y como es, tal y como lo siente. Así ha sido siempre Jesús. No ha querido la sonrisa ni el reconocimiento de nadie más que el de los suyos (que lo tiene más que asegurado), y aún así, como hace Sevilla, se lo ha ganado.

No importa si eres bético, sevillista, aficionado, periodista o directivo: disfruten de la última de Jesús, como se hizo con (Don) Joaquín Sánchez. No pidan que nadie lo entienda, ni los comprenda. Simplemente, disfruten por última vez.

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