En los momentos delicados lo mejor es tirar de cabeza más que de corazón. El Sevilla ha conseguido que sus momentos delicados hayan sido ver comprometida su clasificación en la Champions y haber perdido un solo partido en LaLiga Santander. Y en esas andaba esta semana. El derbi, aparte de darle su enésimo triunfo en casa del vecino y tres puntos magníficos, le devuelve a la normalidad. Comparar la segunda parte ante el Lille con la ejecutada en el Villamarín ofrece un resultado tan contundente que debería calmar para siempre a Lopetegui y a sus jugadores cuando las cosas andan comprometidas. Orden y cabeza.
Claro que hay diferencias de contexto. El martes se puso 1-2 y este domingo afrontó los segundos 45 minutos en superioridad numérica. Pero la comparación es viable. Sin prisas, sin histeria, con fútbol y con cabeza el Sevilla empequeñeció tanto al rival, el Betis, que todo pareció coser y cantar. Con ansiedad, continuos cambios, aspavientos en el banquillo y gritos, el Lille se sentó a comer palomitas en Nervión mientras su victoria caía por su propio peso. El primer cambio sevillista en el derbi fue en el 76'. El martes hubo cuatro en el tramo inicial de la segunda mitad, sin pensar que lo que necesitaba era la serenidad y el orden con la que sí derribó al Lille en la primera media hora.
La mayoría de análisis previos al derbi coincidían en una cosa: todo dependería del plan de juego que pusiera en liza Lopetegui. Al Betis se le hace daño yendo a por él, quitándole la pelota a Canales y a Fekir, alejándolos de Bono. Y eso hizo, con un plan ambicioso y sin miramientos. Cabe otra comparación: el Betis-Sevilla del año pasado. Con miedo, sobre todo si no está justificado, es muy difícil conseguir los objetivos. Comprueben los mapas de calor de los laterales en uno y otro derbi. Y es extraño en Lopetegui, quien de verdad (aunque jamás hablará de ello en público) ha introducido el convencimiento de que se puede pelear por la Liga. Eso es de valientes. Sobre eso está ya escrito todo: los imprescindibles condicionantes y una arriesgada hoja de ruta.
Pasemos a nombres propios más allá del entrenador, gran triunfador del fin de semana en clave sevillista. El primero será el que quedó algo señalado para mal: Rafa Mir. El delantero se fue del derbi habiendo desactivado casi sobre la raya dos goles cantados. En su descargo, el toque de Bravo en el primero y que no le dio tiempo a quitarse en el segundo, aunque bien podría haberla desviado intencionadamente y hacia la red. Forzó la expulsión de Guido y eso no es poco, pero por ahora es más futuro que presente. Tiene pinta de que va a ser un gran delantero, sus registros no son malos, tiene físico, no es lento y genera muchas ocasiones, las falle o no. Pero le falta tiempo y mala leche en el área. La lesión de En-Nesyri, quien veremos a ver cuántos partidos juego de aquí a febrero entre lesión y Copa África, le priva de ese necesario periodo de madurez. Pero no se impacienten con él.
En positivo, y más allá de otro día en la oficina para Diego Carlos, Koundé y Fernando, destacaría tres nombres. Jordán, Montiel y Rakitic. El croata brilla cuando el Sevilla FC le quita el balón al rival, bien en partidos tan redondos como el derbi, bien cuando no va perdiendo y queda media hora con el rival cansado. El argentino cuajó un notable encuentro tras haber dejado muchas dudas en sus partidos anteriores. Y el catalán recuperó de golpe su mejor versión. Jordán es fundamental en para el estilo de juego sevillista y no ha empezado bien la temporada.
Desde la tranquilidad y la calma, desde el orden y un plan de juego verdaderamente ambicioso, el Sevilla regresa a la normalidad y brilla. Eso no le da para hacer algo en la Champions, donde tiene las puertas de la gloria cerradas, pero sí para llevar un ritmo en la Liga que, si las otras dos competiciones no le perturban demasiado, permita soñar.
Todo en orden: victoria del primer equipo de la ciudad, y para el otro equipo queda el consuelo y la enorme alegría de ver a su leyenda sumar "otro partido" y batir el récord de jugador pistolin que más derbis ha disputado. ¡Joaquín saca el capote!.