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El Betis en perspectiva

Manuel Pellegrini y sus jugadores.
Siguiendo al Real Betis y al Sevilla FC

Me repite alguien a quien aprecio y considero que en el equilibrio está la virtud y que conviene mirar las cosas con distancia para analizarlas. Una máxima para la vida, que puede aplicarse al fútbol, más concretamente al Betis y a su situación a la que llega al parón. Un momento que alcanza tras la clara derrota contra el Villarreal, pero con un balance interesante después de diez partidos oficiales.

La pasión con la que se vive el fútbol, probablemente más intensa en el Betis que en otros equipos, provoca que las alegrías y decepciones tengan que ver con el último resultado y tomen dimensiones importantes. Seguramente eso forme parte del encanto y es tan antiguo como el principio de los tiempos, o del fútbol, o del club verdiblanco que supera los 114 años de existencia.

Como diría alguno "ni antes era el Betis tan bueno, ni ahora malo". Distancia, perspectiva y equilibrio. Cierto es que los verdiblancos fueron claramente superados contra el Villarreal, y que se constató las dificultades que tiene dar un paso en esa escalada que buscan los heliopolitanos, la de intentar acercarse a equipos de ese nivel que, como los castellonenses, juegan en Champions. Una lección de la que aprender errores y pulir defectos.

Sin embargo, la derrota no debe derribar cimientos construidos en el Betis de Pellegrini, como su habitual espíritu competitivo, la capacidad de reacción o las señas de identidad de un plan claro diseñado por su entrenador que ha hecho conectar al equipo con su afición, su gran logro. Ninguna de esas cualidades aparecieron en el Estadio de La Cerámica, pero su repetida presencia en los últimos tiempos, no hay más que mirar al año 2021, le otorgan crédito.

No significa que lo sucedido contra el Villarreal no tenga que ser tenido en cuenta y no entrañe una decepción. Solo el tiempo dirá si fue un borrón o una barrera para el Betis a la hora de enfrentarse a equipos de un escalón por encima. La necesaria ambición va de eso, de saltar límites y querer dar pasos nuevos que eleven el nivel.

Todo eso sí, sin perder la perspectiva de los cimientos de un equipo con sello de autor. La naturalidad con la que se asuman las victorias y las derrotas, no hay más que ver cómo lo hace el propio Pellegrini, deben ser el camino del Betis que en diez partidos oficiales ya ha dejado muestras para una primera conclusión.

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