La cátedra de Pellegrini en el manejo de plantilla

Las cualidades de Manuel Pellegrini como entrenador son numerosas. Una amplia baraja de virtudes de un técnico que hace sonreír a los béticos desde hace dos años y que los resultados, principal motor del fútbol, avalan. La competitividad con la que ha dotado a este Betis es una de ellas. Otra tiene que ver con la capacidad de gestión de la plantilla, donde es un auténtico maestro.

Las rotaciones se han hecho ya todo un clásico en las alineaciones de Pellegrini en los años que ha entrenado al Betis que convive con distintas competiciones y la participación en Europa. Siete, ocho, nueve cambios de un partido al siguiente. Son situaciones habituales diseñadas por el chileno y que le funcionan a la perfección.

Cuesta encontrar en el panorama futbolístico algún equipo que rote de la manera que lo hace el Betis y que encima le funcione. Los números le dan la razón al Ingeniero que en más de una ocasión ha negado públicamente que exista una unidad A y B. Si es por victorias, a este equipo en muchos casos le resulta casi lo mismo que jueguen unos y otros.

Es una de las grandes virtudes de Pellegrini, al que su amplia carrera, le da poso en el manejo de la plantilla y el vestuario. Las rotaciones, por ejemplo, hicieron que el Betis llegara en plenitud al final del pasado curso. El técnico desmontó aquello que señalaba la historia de club heliopolitano que cuando jugaba en Europa el equipo se caía y no sabía simultanear los torneos.

De un plumazo lo rompió. No solo no empeoró su clasificación por jugar en Europa, sino que la mejoró -del sexto al quinto puesto- y la aderezó con el título de la Copa del Rey. Muchas circunstancias en la coctelera, pero fundamentales fueron los cambios para que el equipo llegara fresco. No hay más que repasar y prácticamente todos los futbolistas, con distintos roles, participaron. Y lo más importante aportaron y respondieron.

Esta temporada el Betis busca saltar su propio listón y los primeros meses han desatado de nuevo la ilusión. Otra vez Pellegrini ha logrado que nadie sea imprescindible. Las bajas del goleador Juanmi Jiménez y de Nabil Fekir, uno de los principales generadores de juego bético, no han supuesto un impedimento para el rendimiento de un equipo que es cuarto y ya está clasificado para la siguiente ronda de la Europa League con dos jornadas de antelación.

Todos son necesarios, nadie es imprescindible. Evidentemente no todos protagonizan el mismo papel. El último ejemplo fue contra el Almería. Otra vez la cifra de ocho cambios, ausencias notables, y el Betis funcionó. Por si fuera poco, Pellegrini tiró del canterano Juan Cruz, evidente el talento pero hay que ponerlo, para que también ayudara y el futbolista entró como un tiro y pronto encontró su sitio en el campo.

La gestión de la plantilla de Pellegrini también es influyente fuera del césped. El hecho de que todos se sientan partícipes es causa clave del ambiente en el vestuario y el hambre colectiva del grupo. Nadie se quería ir del Betis en verano, todos saben que tienen sus momentos. Una habilidad del técnico bético que, a la larga y con miras al año completo, tiene ventajas.

En el mundo del fútbol los entrenadores de élite no solo tienen que ser brillantes en sus tácticas o decisiones de partido, donde Pellegrini ha demostrado también sus cualidades con un sello propio o los cambios. También han de serlo, y casi es más fundamental, en el manejo del grupo, donde siempre conviven tantos egos. Ahí también el entrenador del Betis es top.